Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Crimen de las mochileras: "Para qué quiere la sociedad a esa persona"

María del Carmen Gómez, madre de Irina Montoya, se refirió a Eduardo Fermín Eliçabe, sentenciado por el doble crimen.
Fotos: Emmanuel Briane y Archivo LN.

   Aquellos sueños sobre trabajo social y turismo que fortalecieron en un lazo de amistad aquel conocimiento de la infancia que mantenían Irina Laura Montoya y María Dolores Sánchez, fueron salvajemente destrozados cuando las jóvenes mochileras se cruzaron con Eduardo Fermán Eliçabe, el vigilador condenado a reclusión perpetua, más la accesoria por tiempo indeterminado por el doble homicidio, pero que circunstancias jurídicas permitieron que recuperara la libertad poco antes de cumplir trece años en prisión.

   “La actuación de la Justicia de la provincia de Buenos Aires fue muy mala; no así la de Bahía Blanca que lo condenó a perpetua con reclusión o sea que iba estar bastantes años en la cárcel. Pero cuando pasó a Casación, el juez Horacio Piombo le sacó la reclusión para darle el beneficio del '2x1'. Eso fue malísimo”, dijo María del Carmen Gómez, madre de Irina.

   Irina (25 años) y María Dolores (18) habían salido desde Rosario con la idea de llegar a Comodoro Rivadavia, pero en Guaminí el camionero Ricardo Acuña -quien fue hallado ahorcado antes del juicio- las contactó con Eliçabe -quien venia vigilando su recorrido desde Bolívar- para llegar hasta nuestra ciudad, pero eso nunca ocurrió y sus cuerpos fueron hallados el 18 de febrero de 1998 en el camino de acceso a García del Río, a escasos metros del kilómetro 36 de la ruta 33.

   “Muchos decían cómo no se defendieron, pero cómo podían hacerlo dos jóvenes ante una persona con dos armas. Si a uno le ponen un arma en la cabeza cómo hacés para defenderte sabiendo que tu amiga también tiene un arma en la cabeza y te la van a matar”, se pregunta.

   “Para mi no hubo justicia, porque una persona que asesina a dos chicas me parece que no puede estar en la calle, tiene que estar preso. Con eso no me iba a devolver a mi hija, pero él merecía no salir más. Para qué quiere la sociedad a esa persona”, dio María del Carmen.

Revelación

   La mujer aseguró que “la hermana de él (por Eliçabe) nos mandó una carta pidiendo perdón, pero nunca le contesté. En esa carta, me escribió que a Irina no la quiso matar pero tuvo que hacerlo para no dejarla de testigo por lo que le había hecho a la otra chica”.

   María del Carmen asegura que “no siempre salía de mochilera, porque Irina, además de estudiar, trabajaba; pero por ahí, en las vacaciones, salían. Iban a Córdoba, a lugares más cercanos. Nosotros siempre le decíamos que no vayan, pero ella me decían que subían con gente buena. Yo le decía que tuvieran cuidado, porque eran jóvenes y lindas”.

   También indicó que la lucha por justicia demoró el duelo por la muerte de su hija.

   "Primeramente los dos no pudimos hacer el duelo porque tuvimos que salir a pedir justicia por ella. Viajamos mucho a Buenos Aires, a Bahía blanca, a La Plata, incluso cuando el día supimos que estaban por darle la libertad. No nos quedamos en ningún momento".

Legado

   “Irina se estaba por recibir de licenciada en trabajo social, ya estaba haciendo las prácticas. Incluso ese viaje lo realizaron luego que ella rindió unas materias. Me acuerdo que llamó contenta porque había salido bien. Es que era inteligente y estudiaba lo que le gustaba; ese trabajo era una devoción. Había nacido con eso”.

   María del Carmen asegura que su hija “era muy alegre, solidaria, siempre estaba ayudando. Siempre digo que me dejó un legado: tengo que ayudar a la gente como ella lo hacía, por eso con mi marido estamos en muchas comisiones, tratando a ayudar a la gente que más lo necesita. Nosotros somos laburantes, pero estamos para ayudar a los que tienen menos que nosotros”.