Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Miralo en 360º: así es una batalla de rap en la plaza del Sol

El insulto es una piña bien puesta en la cara. Y eso es lo único que se permite arriba del ring.
Foto dron de La Nueva.

Por Maximiliano Buss / mbuss@lanueva.com

   Con modos altaneros, El Chino salta al medio de una ronda de más de 40 pibes. Pega una última pitada al cigarrillo, y larga el humo con desprecio. Con un par de rimas, está listo para callar a Simmer.

   Herir con palabras el orgullo de otro rapero. Demostrar con gestos que tenés más calle. Humillar durante un minuto entero, flotando arriba de un beat. De eso se trata una batalla de rap.

   El insulto es una piña bien puesta en la cara. Y eso es lo único que se permite arriba del ring. Ese es el límite. Nada de terminar a las trompadas porque se metieron con tu mamá o con tu hermana. Te la tenés que bancar.

   “No calentarse se logra entendiendo lo que estás haciendo. Entendiendo que si vos te anotaste en una competencia de ese tipo, vos estás esperando que te humillen”, dice Serafín.

   Segundo Piso es un grupo de chicos, de 11 a 25 años, que organizan una competencia en el anfiteatro de la plaza del Sol, sábados por medio a las 3 de la tarde.

   Empezó como una juntada entre amigos. Terminó como una liga en donde el ganador se lleva un pantalón o una remera que regala una tienda de Bahía.

   Las batallas de la plaza tienen un jurado de 4 o 5 chicos. “Muchas veces no es necesario ser reconocido. La verdad es que si hay una competencia y 3 no quieren participar, ellos son los jurados”, explican.

   Los jurados tienen en cuenta las buenas rimas, la agilidad mental, la actitud, los gestos, cómo se paran frente al rival, la forma de fluir arriba del beat, las comparaciones ingeniosas.

   “Si no hay ganador hay una réplica, es decir que siguen batallando hasta que quede uno solo”, explican.

   En Bahía, la movida empezó en 2008. las batallas tenían menos calidad. Los competidores solo decían "yo soy bueno, yo soy bueno, yo soy bueno".

   “Hoy el nivel roza lo profesional o lo semiprofesional. Por eso llegó a tener un atractivo para la gente. Creo que les llama la atención el hecho de que rimes”, dice Estani.

   —¿Y cómo los miran?

   Estani: —Hoy rapeás y sos un capo, una bestia. Pero hace dos años vos hacías rap y la policía te quería sacar de todos lados. Antes te miraban raro como diciendo estos son chorros, son drogadictos.

   Serafín: —Este año mágicamente la policía empezó a defendernos. Van a las competencias y están a un costado. Pero al principio está el prejuicio de que nos juntamos a drogarnos o a tomar cerveza.

   —¿Y eso pasa?

   Estani: —Los mismos miembros respetan a los chicos. Si quieren tomar una cerveza se van a otro lugar después. Nunca vi que haya problemas.

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