Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Uno de los mejores chefs del mundo lleva su propuesta a Monte Hermoso

El bahiense Alejandro “Nitu” Digilio, impulsor de la cocina molecular en nuestro país, aportó su experiencia en el diseño del nuevo menú del Parador Las Huellas. Realizará eventos exclusivos frente al mar.

   

   Este verano, los amantes de la buena cocina podrán vivir una experiencia gastronómica única en el Parador Las Huellas del Complejo Americano, en Monte Hermoso, de la mano del chef bahiense, reconocido internacionalmente, Alejandro “Nitu” Digilio.

   El cocinero, nombrado en 2009 como una de las 20 estrellas nacientes de la cocina internacional por la revista especializada Food and Wine de Estados Unidos será el encargado de promover en el parador un menú street food de primer nivel, con estilo y precios accesibles.

   Prometió un menú “canchero” en el que nada estará librado al azar con propuestas exquisitas sin perder de vista que se trata de un parador de playa.

   “Un sandwich bien preparado puede ser la gloria. Un restaurante, bar o casa de comida tiene que dar de comer bien, no importa qué. Si vas a hacer un puré de papas, hacelo rico. Si preparás una milanesa, que sea como la haría tu mamá”, destacó el chef.

   “Para el menú diario no estaré usando técnicas de vanguardia o nitrógeno líquido, como hacía en mi restaurante en Buenos Aires, pero mi cabeza siempre va a pensar en una sola cosa: romperte la boca”, dijo Digilio en alusión a los potenciales visitantes.

   Fue fundador de la Vinería de Gualterio Bolívar, restaurante de San Telmo que hizo historia en la gastronomía porteña durante casi siete años y desde el cual impulsó la cocina molecular en nuestro país.

   Lo inauguró luego de haber tomado contacto con la cocina científica, de concepto y de vanguardia en el mítico restaurante El Bulli, de España, que logró tres estrellas Michelín antes de cerrar sus puertas en 2011.

   “En El Bulli aprendí concepto, rigor, disciplina y exigencia. Fueron seis meses de mi vida que me cambiaron para siempre”, contó.

   Maximiliano Elías, a cargo del Complejo Americano, habló sobre sus expectativas y brindó algunos detalles acerca de la decisión de generar esta propuesta.

   “No soy sofisticado en mis gustos por lo que nunca busqué entender la cocina sino disfrutarla del mismo modo en que alguien puede disfrutar de un buen vino sin ser sommelier”, expresó.

   “No soy crítico gastronómico pero creo que el mejor plato es el que a uno más le gusta; y todo lo que hace Nitu es realmente exquisito. Su cocina me conquistó”, dijo.

   Aseguró que la propuesta del chef va más allá del producto dado que el eje está en la forma de pensarlo.

   “Lo que él hace no queda supeditado a un paladar experto sino a una persona que sepa disfrutar de la comida y la viva como una experiencia”, destacó.

   Adelantó que el cocinero -conocido por muchos como el Chef Maldito, por su impronta vanguardista- también estará al frente de una serie de eventos gastronómicos exclusivos que se llevará a cabo a lo largo de varios jueves.

   El parador Las Huellas, a 5 kilómetros de Monte Hermoso, en el oeste, invita al descanso y relax desde la calidez de su arquitectura sustentable -con mobiliario realizado con madera noble- y a través de las inigualables vistas que ofrecen sus balcones frente al mar. También los visitantes la posibilidad de probar las marcas líderes en cerveza artesanal en barras al aire libre o en un amplio y confortable living con detalles en estilo vintage.

   Durante la temporada habrá varios After Beach con bandas en vivo, dj y demás propuestas de entretenimiento en el marco de un paisaje costero inigualable.

   Algo más sobre Nitu

   Partió de Bahía Blanca rumbo a Buenos Aires cuando tenía 20 años para estudiar Comunicación Social luego de terminar sus estudios secundarios en la Escuela del Ciclo Básico. Fue baterista de varias bandas de rock (Los Banditos, Nietos de Noche, La Unión de los Caen y Lanzallamas) con las que supo desandar el underground porteño.

   “Soy cocinero, músico y delirante, pero no mezclo delirio y cocina, sino concepto y cocina, siempre atado a la tierra desde el conocimiento de causa”, dijo.

   Al descubrir su vocación culinaria se inscribió en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) y una vez egresado comenzó a dar clases de cocina en reconocidas instituciones del rubro. Llegó a cubrir 50 horas semanales en docencia.

   Hace tiempo dejó de mirar recetas -y de pensar en ellas- y no le importa en qué andan otros cocineros. No se quiere contaminar con ideas de otros.

   “Hace años dejé de verlos. Crear es no copiar. Hago lo que pienso y quiero y sé por qué uso cada cosa”, dijo.

   Creció en el típico hogar de descendencia italiana del cual no podías irte sin haber comido algo porque se consideraba una ofensa. Se hacían las cuatro comidas. “La primera escuela de cocina que tuve fue mi casa. Mi papá era amante de la buena vida y la comida. Mi madre cocinaba todos los días”, contó.

   “Ella, aún hoy con 77 años, tiene la heladera llena. Le pregunto: ¿Para qué tenés todo esto? Por si viene alguien”. Su papá cocinaba para los amigos y era viajante de comercio en la zona de La Pampa de donde siempre volvía con 'juguetes'. “Abrías el baúl y encontrabas salame de Tandil, quesos de los menonitas y dulce de leche de Gonzales Chaves”, recordó.

   En su casa, las meriendas eran un clásico que nadie quería perderse: jamón crudo, flautas y chocolatada.

   “Fui vegetariano y volví a ser carnívoro pero hoy no como demasiada carne. Trato de comer equilibrado”, dijo.

   En 2010 ganó el premio Cuisine & Vins al mejor menú del año. Y en la guía de Pietro Sorba, Nueva cocina argentina, participó con un menú y 8 recetas.