Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Transpirar en el sauna puede ayudarnos a bajar nuestra presión arterial

Esta es la conclusión a la que arribó un estudio que se realizó en Finlandia. Se entiende que en ese espacio estarían mezclándose distintos mecanismos biológicos.

David Roldán

droldan@lanueva.com

Considerado un espacio para el placer y el relax o, en todo caso, un método para aliviar el peso del estrés crónico de la vida moderna, el sauna utilizado en forma regular e intensiva podría tener un efecto positivo para la salud cardíaca.

Más precisamente, ir seguido a este espacio en el que el calor nos obliga a transpirar ayudaría a bajar la presión arterial en forma significativa.

Esto lo determinó un reciente estudio elaborado en Finlandia, que mostró que puede, inclusive, bajar a la mitad el riesgo de desarrollar hipertensión arterial.

“Ir al sauna podría reducir la presión arterial sistémica a través de distintos mecanismos biológicos”,afirmó el investigador principal del estudio, el doctor Jari Laukkanen, profesor de la Universidad del Este de Finlandia.

Laukkanen y sus coletas acaban de publicar sus hallazgos en la prestigiosa revista “American Jorunal of Public Health”.

Se basan en el análisis de la presión arterial (entre otros factores) de más de 1.600 varones de mediana edad.

En comparación con los que sólo iban a una vez a la semana al sauna (el grupo control), aquellos que fueron entre 4 y 7 veces a la semana redujeron su riesgo de sufrir hipertensión a casi la mitad (el 46 por ciento).

Estos datos provienen del seguimiento de los voluntarios durante un período de, en promedio, 22 años.

Durante ese tiempo, aproximadamente un 15 por ciento de los participantes desarrolló hipertensión arterial.

Según explicaron los autores del estudio, los efectos observados se deberían a que en el sauna la temperatura del cuerpo aumenta (una sala de sauna tiene una temperatura que oscila entre los 80 y los 100 grados), lo que ensancha los vasos sanguíneos.

Cundo el uso del sauna se vuelve una costumbre, este efecto fisiológico mejora la función de la capa interior de los vasos sanguíneos, conocida como endotelio.

Además, agregaron los expertos las sesiones de sauna también quitan líquidos del cuerpo a través del sudor, más allá de sus efectos conocidos de relajar el cuerpo y la mente.

Aunque el sauna es un elemento que no está al alcance de todo el mundo (al menos no es la Argentina pero quizás sí en Finlandia), lo cierto es que muchos clubes, gimnasios y hoteles ofrecen a sus usuarios la posibilidad de disponer de él.

Entre los beneficios que reporta a la salud se cuenta el alivio del dolor por contracturas, lo que se debe al calor corporal, la mayor circulación y la generación de endorfinas asociadas a su uso.

Incluso, el estado de relajación que induce es sabido que colabora con fomentar una mejor calidad de sueño.

Un enemigo silencioso

En cuanto a su efecto benéfico sobre los niveles de presión arterial, existen estudios previos que sugieren el efecto ahora observado en el trabajo finlandés.

Y lo importante es que la hipertensión no es una afección menor.

“Junto con el colesterol elevado, altos niveles de sobrepeso y obesidad, tabaquismo, sedentarismo y el estrés, la hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar la enfermedad cardiovascular”, comentó el doctor Miguel A. González, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología y presidente del comité organizador del 43 Congreso Argentino de Cardiología, que se realizó, en forma reciente, en la ciudad de Buenos Aires.

La hipertensión arterial se define como el aumento de la presión arterial de forma crónica (cuando los valores de presión arterial son iguales o mayores a 140/90 mmHg). El gran problema es que no da síntomas. De ahí que, en la Argentina, cuatro de cada diez hipertensos (más precisamente el 38,8 por ciento) desconozca que padece dicha enfermedad. Sin tratamiento, puede causar infarto de miocardio o hasta la muerte.