Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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"En un pueblo sos médico las 24 horas"

Jorge estuvo a cargo de la Unidad Sanitaria casi 32 años. Ahora su hijo Sebastián es el jefe. Antes lo fue su abuelo, Félix Ducasa, durante 26 años.

   Además del vínculo como padre e hijo, Jorge y Sebastián Ducasa, tienen mucho en común. Son médicos generalistas, viven en Saldungaray y trabajan en la Unidad Sanitaria local. 
Hasta hace algunos días Jorge era jefe de su hijo, ya que estaba a cargo de la Sala. Desde el 1 de diciembre la relación de autoridad se invirtió y Sebastián, con el aval de las autoridades comunales, pasó a ser jefe de su papá. 
   A los 32 años es hoy el encargado de bregar por el buen funcionamiento de la institución para darle a los habitantes de Saldungaray la mejor atención posible teniendo en cuenta las herramientas y limitaciones con que cuenta el sistema público actual de Salud.
   

   Antes que ellos hubo otro Ducasa que no pasó desapercibido. Félix, padre de Jorge y abuelo de Sebastián, fue el primero en ser jefe de la Unidad Sanitaria. Lo hizo desde 1956 y hasta 1982. En esos tiempos hasta llegó a practicar cesáreas. 
   Tres generaciones de amor a la medicina y al cuidado de la salud del pueblo con un alto grado de entrega. 
   “En un pueblo sos médico las 24 horas. Atendés consultas en la panadería y hasta en la vereda”, contó Jorge.
   Nació y se crió en Saldungaray como el hijo del médico del pueblo. Antes de terminar la secundaria ya sabía que iba a estudiar Medicina. 
   "No fue por influencia de mi padre sino por convencimiento. Se dio de modo natural”, comentó.
   Egresó del Instituto Fortín Pavón y estudió en La Plata en los años de la dictadura militar en Argentina, entre 1976 y 1982. Al recibirse trabajó dos años en el Hospital Dr. José Penna de Bahía Blanca y en otros lugares.
   Junto a su esposa, también oriunda de Saldungaray, empezó a visitar el pueblo cada vez más seguido y comenzó a tener pacientes. Para entonces su padre se jubiló y regresó a La Plata, de donde era oriundo. Durante un breve período otro médico quedó a cargo de la Sala hasta que se mudó a Neuquén. Entonces, asumió Jorge.
   

   “A fines del 84 le propuse a mi esposa volver al pueblo.  No teníamos hijos. Era un buen momento para decidir", contó Jorge.
   "Quemamos naves, renunciamos a nuestros trabajos en Bahía Blanca y en enero de 1985 nos instalamos en Saldungaray”, contó.
   Trabajó duro por un año y medio ad honorem en la Unidad Sanitaria hasta que, cuando el médico a cargo se fue, quedó como jefe.
   En estos casi 32 años de trabajo ininterrumpido en la institución y también en su consultorio particular experimentó las las alegrías y sinsabores de la profesión en una población reducida.
   “En un pueblo tanto los problemas como las alegrías  y reconocimientos se vivencian más. En las grandes ciudades uno es anónimo. Cuando yo vivía en Bahía Blanca, mi vecino no sabía que yo era médico”, contó.   
   Este año decidió dar un paso al costado en la jefatura  de la institución para renovar el aire de la entidad.
   “A veces cuesta aggiornarse. Yo vengo de ser jefe de una institución con menos personal, menos pacientes y con una sociedad muy  distintas.”, destacó.
   Cuando se instaló en Saldungaray había unos mil habitantes y ahora hay alrededor de 2 mil.


   El cargo recayó de forma natural en Sebastián quien hacía ya tres años trabajaba en la sala y fe avalado por colegas y por la Comuna. 
   “Ahora soy un subalterno, me saqué un par de plumas", bromeó Jorge.
   Cuando Sebastián le dijo que quería hacer la misma medicina que él, en el pueblo, se sintió orgulloso. 
  "Le dije: ya sabés de las llamadas nocturnas y del timbre a cualquier hora. Si te lo vas a bancar, bienvenido”, contó. Y así fue...

   "Esta profesión, la amás o la odiás"

   Sebastián  hizo un camino muy similar al de su padre, a quien desde chiquito lo vio como un "héroe". Egresó de la carrera de Medicina en La Plata a los 24 años y rotó en el Hospital Penna.
    “Cuando convivís en un ambiente médico sanitario, odiás o amás la profesión, no tenés grises", explicó.
   "Si lo odiás es porque te molesta que la gente toque timbre en tu casa a cualquier hora o llamen por teléfono. Si eso te gusta; lo amás”, aseguró.
   Sebastián rotó por hospitales de Gran Buenos Aires y en 2013 llegó a Saldungaray. Hoy, además de asumir como jefe de la Sala hace guardias en el hospital de Tornquist y en el HAM de Bahía Blanca.
   “Sabía lo que era vivir en una ciudad grande. Buscaba tranquilidad y pensaba en volver a la querencia”, dijo.


   Está casado con Romina Roth y es papá de Catalina, de casi dos años.
   “Ser jefe de mi papá es medio complejo pero me encantó que me eligieran tanto él como Jorge Ferrara, secretario de Salud de Tornquist.
   Además de médico, es bombero voluntario.
   “Lo hago con muchas ganas. Si suena el celular o la sirena, ahí estoy. Tengo vocación de servicio que no es lo mismo que ser servidumbre. Muchas veces esto no está claro en ámbito público", opinó. 
"Cuando uno no sabe lo que es la profesión cree que el médico salva vidas. Más allá de que uno siempre lo intenta, el precepto básico de un médico es cuidar la salud y hoy por hoy también trabajamos en contención social", dijo.

   ¡Trajo al mundo a su hija Lucía!
   Jorge se dio el gusto de traer al mundo a su hija Lucía. Para ese entonces ya era padre de Magalí y  Sebastián. Fue en 1989. Su esposa insistió con tener a su bebé en Saldungaray. Cuando estaba en trabajo de parto le dijo a su marido: “Me parece que viene naciendo”. Jorge asegura que fue una experiencia maravillosa aunque nunca más haría algo así. “Uno actúa mecánicamente como profesional y cuando baja la adrenalina, pensás en todo lo que podría haber ocurrido", dijo. Citó a un profesor de ginecología y obstetricia de la Facultad que siempre decía: “Cuando un parto viene bien lo atiende hasta el policía de la esquina, cuando viene mal hace bailar hasta al mas eximio de los parteros”.
 
   Familia. Jorge está casado con Nilda Canale con quien tiene cuatro hijos: Magalí, Sebastián, Lucía y Rocío que les dieron seis nietos (Francisco, Julián, Vicente, Ema, Augusto y Catalina). Todos sus hijos y nietos se quedaron a vivir en el pueblo. Su padre, Félix, falleció hace casi 20 años y su mamá, Alfonsina, vive con él. 
   
   Unidad Sanitaria. Cuenta con tres médicos clínicos, un pediatra, dos odontólogos, dos radiólogos, equipo de psicología, cuatro enfermeras, personal de maestranza, una administrativa, servicio de ginecología y de obstetricia. También cuentan con dos choferes de ambulancia. Hay consultorio de lunes a sábado y guardias pasivas.
  
   Saldungaray. "Estuvo mucho tiempo estancado y en los últimos 5 o 6 años creció muchísimo. Es un pueblo agrícola ganadero que recientemente incorporó el matiz del turismo. Es tranquilo, excepcional para criar a tus hijos. Hoy los terrenos están bien cotizados, hay construcciones y actividades comerciales antes impensadas para el pueblo, como rotiserías y remises. Estamos a una hora de Bahía Blanca y a una hora de Monte Hermoso. Tenemos todo a mano", comentó.