Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Es argentina, tiene 82 años y subirá el Acongagua para promover la vida saludable

"Nunca sos grande para empezar nada y sobre todo para empezar a probar. Luego dirás si fue difícil o no".

Fotos: Locos por correr y La Nación

   Elisa Forti tiene 82 años y, tras haber cruzado en cuatro oportunidades la Cordillera de los Andes, en febrero próximo intentará subir el Aconcagua para promover la vida saludable junto a 11 personas que a través del deporte superaron adversidades de salud.

   Nacida en la ciudad lombarda de Como, en el noroeste de Italia, y radicada en Argentina desde los 14 años, Elisa nunca fue una deportista profesional -recién a los 72 comenzó a correr-, pero siempre practicó actividades físicas como un modo de "sentirse viva".

   "Nunca sos grande para empezar nada y sobre todo para empezar a probar. Luego dirás si fue difícil o no", expresó en diálogo con Télam Radio la mujer dueña del récord de ser la de mayor edad en cruzar la Cordillera de los Andes.

   Desde 2014 repite año tras año el desafío de correr los más de 100 kilómetros necesarios para atravesar la cadena montañosa que divide Argentina y Chile, y ya batió una vez su propia marca.

   "Empecé a hacer running porque me atrajo el ambiente de compañerismo y altruismo. Es un deporte individual porque sólo te enfrentás a vos mismo, pero también es grupal porque cada corredor que pasa te da aliento, la mano o un beso que te dan fuerza para seguir", reconoció.

   Madre de 5 hijos, que le dieron 11 nietos y 3 bisnietos, aseguró no sentirse "un ejemplo de nada. Hago lo que me gusta", dijo.

   El entrenamiento de Elisa es salir a correr una hora todos los días "para renovar el chip" y volver a su casa renovada.

   "Ya soy adicta a esto, soy una drogadicta (sic) del deporte", aseguró entre risas.

   Aunque se reconoce como tímida, Elisa admitió que este año el running le dio "un regalo enorme": la posibilidad de correr una carrera junto al lago di Como, donde nació y aún conserva parte de su familia.

   "Un corredor, José Luis, me paró en Palermo y me dijo que me debía mucho, que yo lo había inspirado y me invitó a correr en Italia. Corrí junto a mis hijos y mis nietos, entre el lago y la montaña en donde había nacido. Fue algo único que jamás imaginé", relató emocionada.

   No fue la única vez que alguien se le acerca para decirle algo luego de una carrera.

   En 2016, en Salta, un joven se le acercó para abrazarla y decirle que un año atrás la había visto correr en televisión y que, desde entonces, se replanteó su forma de vivir.

   La travesía que encarará esta vez es el Summit Aconcagua, un desafío de 19 días que llevará a 12 atletas a escalar la montaña más alta de América -6.962 metros- para llevar hasta su cima la bandera de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018.

   El ascenso comenzará el 19 de febrero e intentarán hacer cumbre entre el 1 y 5 de marzo con la idea de promover el deporte, la vida saludable y fomentar los valores olímpicos de amistad, respeto y excelencia en personas de todas las edades.

   El punto en común de los integrantes es haber transformado momentos difíciles de salud en experiencias positivas a través del deporte.

   Los casos son múltiples: Santiago Lange superó un cáncer y ganó una medalla de oro olímpica como regatista; Fabricio Oberto se sobrepuso a un serio problema cardíaco y fue campeón de basket la NBA; y Silvio Velo nació ciego, pero se transformó en el jugador de fútbol sala para no videntes más talentoso del mundo.

   "Somos un grupo de personas que ganó algo a través del deporte después de haber pasado por un momento difícil de salud. Son gente que usó el deporte para salir adelante en lugar de maldecir el destino", aseguró Elisa.

   El resto de los atletas que formarán parte del ascenso serán Tommy Heinrich, primer montañista argentino en subir al Everest; María del Pilar Pereyra, exnadadora olímpica; Leandro Witruk, jugador de rugby sin una pierna; Ezequiel Baraja, exconvicto por robo calificado y hoy cartero; Peter Czanyo, corredor de montaña a quien debido a un cáncer le extirparon un pulmón, y Alvaro Casillas, extorero con múltiples lesiones en una corrida y hoy triatlonista y ultramaratonista.

   "La vida sigue. Mirar atrás no sirve de nada porque ya pasó y mirar al futuro tampoco porque no se sabe lo que que va a pasar. Sólo queda vivir el presente", afirmó la corredora argentina que a los 82 años se sumará al desafío de escalar el Aconcagua.

   La fundación Amalia Lacroze de Fortabat donará 3 pesos por cada metro que ascienda cada uno de los 12 participantes de la expedición ($250.632 si todos lo logran) a la fundación Cecilia Bacigalupo, orientada a que personas con discapacidad intelectual tengan en el deporte una herramienta de integración a la sociedad.

   Actualmente está vigente un concurso para que se sume al ascenso al Aconcagua una persona que se haya inscripto en la web con la mejor historia de superación. Para más información se pueden consultar el sitio web.