Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Ginóbili da que hablar (y juega)

Manu ha ganado cuatro anillos de la NBA y torneos de la Liga Europea. Además, ganó la medalla de oro en Atenas 2004.

Emanuel Ginóbili sigue siendo noticia, como desde hace 22 años, cuando debutó, con 18 años, en la Liga Nacional de básquet, vistiendo la camiseta de Andino de La Rioja.

Por estos días sigue jugando, desde su debut en 2002, en los Spurs de San Antonio, uno de los mejores equipos de la NBA norteamericana.

Desde hace algunas temporadas, Manu juega menos minutos. La NBA tiene esta práctica de rotación permanente de jugadores y además el Técnico evalúa, de acuerdo a edades, físicos y otros componentes, cuántos minutos cada jugador puede estar en cancha con capacidad de responder en las mejores condiciones.

Ginóbili juega pocos minutos, con la entrega y la calidad de siempre. En una liga plagada de jugadores-atletas de condiciones excepcionales, el bahiense arma “una calesita”, sale de la marca y encesta, en una jugada que por magia y simpleza repiten todos los canales.

Pero hay un componente que ha tomado protagonismo en esta temporada, y es que Manu cumplió 40 años.

Es un veterano, con una edad que en otros tiempos hubiese sido considerada impropia para ese nivel de competencia. Pero los Spurs han visto que todavía hay fuerza y talento, y han extendido el contrato una temporada más.

Ginóbili ha ganado cuatro anillos de la NBA, ha obtenido torneos de la liga Europea y es parte del grupo de jugadores que ganó la medalla de oro en la olimpíadas de Atenas. Cualquiera de esos logros sobra para consagrar a un deportista. Manu logró los tres.

Mucho ha pasado desde que sintiera la frustración de no haber ganado ningún campeonato en su ciudad, de esperar “el milagro” de un estirón que le permitiera una altura acorde a sus aspiraciones de jugar en la Liga Nacional y Europa, trampolín hacia la alguna vez inalcanzable NBA.

Formado en un club de barrio -Bahiense del Norte-, producto directo de la pasión que en nuestra ciudad se tiene por el básquet, criado en una familia de jugadores, Ginóbili es la corona de un camino de casi cien años recorrido por este juego en esta tierra.

En 2002, con rasgos adolescentes y desenfado se plantó a marcar a una megaestrella como Kobe Bryant sin que le temblaran las piernas. Hoy lo miran a él, como la figura mítica. Un deportista de semejante estirpe es motivo de orgullo y admiración.