Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Objetivo vacuno: faenar más tarde para bajar precios y subir el stock

Desde el IPCVA se propone engordar más los novillos, llevándolos hasta los 450/480 kilos. Esto significaría, también, una modificación del consumo de carne.
Objetivo vacuno: faenar más tarde para bajar precios y subir el stock. Con el campo. La Nueva. Bahía Blanca

Hernán Guercio

hguercio@lanueva.com

Enviado especial a

Choele Choel

Es una cuestión de cambio de hábitos de faena y de consumo.

En su búsqueda de abrir nuevos mercados, sin descuidar el consumo interno y sus precios, el sector cárnico argentino avanza lentamente en su intento por evitar la faena de novillitos y promocionar el engorde hasta tener novillos consolidados, de unos 450/480 kilos.

Lejos de ser un capricho o una decisión a las apuradas, el objetivo es el necesario incremento del stock ganadero nacional para satisfacer la creciente demanda exterior e interior; segmentar cortes para exportar y que queden en el país los preferidos por el paladar nacional; y la posibilidad, a futuro, de que la sobreoferta de esos saldos -matambre, asado y demás—redunde en una baja de los precios de las góndolas.

Esto también implica una modificación en el hábito de consumo argentino, acostumbrado desde algunos años a comprar determinados cortes tiernos por demás, que a la larga obligaron a la faena de animales más jóvenes, con consecuencias negativas para el stock y los valores que paga el consumidor.

Más allá de las palabras, desde el sector ganadero reconocen que no es una cuestión fácil de implementar: por el momento, el costo de mantener el animal en el campo sin faenarlo, alimentándolo y manteniéndolo sano, quedaría a cargo del productor. Si la ecuación es venderlo joven con buenos dividendos, o venderlo engordado y con menos ganancia, el resultado es fácil de inferir.

Por ello, también se está esperando la colaboración –o un guiño, al menos- por parte del Estado, en forma de subsidios, incentivos o programas para que el productor pueda mantener los animales en su campo sin venderlos antes de tiempo.

Para el analista de mercados ganaderos Jorge Torelli, las condiciones todavía no están dadas para este cambio a nivel nacional.

“Aún estamos pensando en una cuestión de cortoplacismo, y no es fácil para el productor para producir un animal más pesado, porque necesita apoyo financiero: debería tener los animales dos o tres meses más, recriándolos, para ingresarlos al engorde un poco más pesados y sacarlos al engorde con 450 kilos”, reconoció.

El resultado, añadió, sería un animal que podría enviarse a consumo interno, exportación o para integrar comercialmente —es decir, dividir los cortes de acuerdo a su destino en el exterior.

Según el dirigente bahiense y representante de CRA ante el IPCVA, Jorge M. Grimberg, la cuestión no es tan sencilla: mientras un novillito de 400 kilos sea más caro que un novillo pesado, no se podrá implementar este sistema; con la consecuencia extra de no tener novillos.

“Hay que promocionar el consumo de animal pesado. Acá tenemos un problema de dinero: si vale, si genera dividendos y si le conviene, el productor lo va a mantener en el campo. Pero como en la actualidad cuesta más un novillo liviano que uno pesado, prefieren venderlo liviano. Y al haber un consumo interno que lo paga, termina compitiendo en precios con la exportación. No hay ningún misterio”, aclara.

“Por ello, en este contexto, Argentina debe tener la mayor cantidad posible de mercados abiertos, porque es lo que nos permite hacer la integración comercial con el mercado externo”, dijo.

Ese último, explicó, es el camino a seguir en el futuro inmediato: por ejemplo, si al garrón y el brazuelo bovino en China se los paga como base 4.900 dólares la tonelada —llegó a abonarse 6.100—, al ser un corte poco consumido en la Argentina, ambos se pueden vender; y terminarían quedando en nuestro país cortes más afectos al paladar argentino.

Torelli reconoció que se está experimentando un crecimiento en el sector ganadero, acompañado del incremento anual del consumo interno: en la actualidad se ubica entre 57 y 58 kilos anuales por habitante.

“En la época de liquidación de vientres, estuvimos cerca de que la carne ni siquiera iba a alcanzar para cubrir el mercado interno, y eso terminaría por aumentar mucho los valores. Todo tiene que tener un cierto equilibrio para poder poner los mejores cortes en el lugar donde mejor los pagan”, sostuvo.

El analista del IPCVA reconoció que, en la actualidad, se están dando dos fenómenos paralelos, que terminan confluyendo: falta carne en el mundo y el sector ganadero argentino está trabajando en forma correcta.

“Por un lado, podemos ver que la incorporación al mercado de los grandes conglomerados urbanos con mayor poder adquisitivo, como el sudeste asiático o China, ha llevado a un mayor consumo de carne. Por el otro, se da previsibilidad al productor, lo que le permite invertir con más seguridad”, explicó.

Sobreoferta

Para Grimberg, no es descabellado pensar en una baja de los precios de los cortes populares de carne producto de una sobreoferta.

“Con el crecimiento de la exportación, esos son justamente los cortes que van a ir quedando, y a valores más bajos. Es como el sistema uruguayo, en el que el asado, vacío y algunos otros del cuarto, tienen un precio mucho más económico y razonable que en nuestro país.

“Por supuesto, Uruguay exporta entre el 80% y el 90% de su producción, y nosotros solo el 10%”, aclaró.

Para el dirigente bahiense, en nuestro país es necesario introducir el hábito de no faenar animales de bajo peso o comer carne que provenga de ellos; es decir, colitas de cuadril de 800 gramos, o lomos o pecetos de 1 kilo.

“Cuando cambiemos esos hábitos, recién allí podremos encontrar costos más bajos en los cortes populares argentinos, sobre todo porque habrá mayor oferta. Por ejemplo, hoy para las fiestas de fin de año, los frigoríficos congelan el asado y lo sacan a la venta más caro. Pero si se tiene una oferta permanente, no podrán hacer ese manejo”, explicó.

“Hay mercados, expectativas y la posibilidad de vender a muchos países del mundo está. Por ello, Argentina tiene que seguir trabajando y tener como objetivo aumentar la relación vaca-ternero y el peso de faena. No creo que sea tan fácil llegar al famoso 30/70 entre los mercados externo e interno, porque no hay tantos novillos y no se pueden hacer de un día para el otro”, remarcó.

Por regiones

Torelli remarcó que, en varios países, se está viendo con buenos ojos la posibilidad de comprar carnes argentinas por región. Esto abriría una chance muy grande para la Patagonia como productor de carne, al contar con un estatus sanitario diferente por ser zona libre de aftosa sin vacunación.

“En muchos lugares del planeta se está aceptando la regionalización. No descarto que, si se abre la venta a Japón —NdR: como es probable que ocurra, de acuerdo a lo anunciado días atrás en Choele Choel por el presidente del IPCVA, Ulises Forte—, exista la posibilidad de que lleguen nuevas inversiones a esa zona, tanto en emprendimientos productivos de ganadería o frigoríficas, ampliación de las que están, puesta en marcha de las que están detenidas y la ampliación de mercados”, dijo.

De este modo, continuó, se podía salir “de este problema argentino de que las economías regionales se resientan cíclicamente”.

Sin embargo, descartó que esto pueda suponer un corrimiento de la barrera sanitaria hacia el norte.

“Me parece que todavía falta un poco de maduración por parte de la cadena, y de Argentina como país, para que nos vean seriamente. Es muy difícil convencer a los compradores de regionalizar sus importaciones; que entiendan que la barrera es un río y que del lado sur no hay vacunación ni aftosa y que del otro hay vacunación, pero tampoco aftosa; y que se están haciendo las cosas seriamente”, consideró.

Además, consideró que es una cuestión a analizar seriamente, estudiando qué mercados se abren, si es realmente necesario enviar carne con hueso al sur argentino, o bien se puede posdatar la decisión para esperar nuevos vientos en el mercado mundial.

“Creo que la oferta de carne en el mundo va a ir tornándose lentamente hacia la demanda, y quienes hoy se encuentran al norte de la barrera también tendrán un mercado muy interesante; sobre todo el sector frigorífico”, manifestó.