Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Un niño, el trasplante que no fue...

No hay certezas para saber si realmente Fernando Almeida, de 13 años, hubiera sobrevivido de haber aparecido un corazón compatible para ser objeto del trasplante con que soñaban sus seres queridos.

L a muerte de un niño, cualquiera sea su causa, siempre conmociona.

Pero algunos casos angustian aún más, por el simple hecho de saber que el lamentable desenlace se podría haber evitado.

No hay certezas para saber si realmente Fernando Almeida, de 13 años, hubiera sobrevivido de haber aparecido un corazón compatible para ser objeto del trasplante con que soñaban sus seres queridos.

El caso del nene correntino de 13 años, oriundo de Virasoro, creó incertidumbre y honda preocupación tras circular la versión de que se le había negado una operación que podía salvarlo, debido a la precaria situación económica de su familia.

Fernando estaba internado en el Hospital Pediátrico Juan Pablo II de Corrientes a la espera de un corazón sano que nunca llegó. Hasta suceder lo previsible: fallleció debido a la "miocardiopatía dilatada por influenza B" que padecía.

En dicho nosocomio provincial se le había dado el diagnóstico por el que fue trasladado al Hospital Garrahan de Buenos Aires, con el objetivo de iniciar un tratamiento que le permitiera ser trasplantado de corazón.

El niño estuvo internado casi dos semanas hasta que la cúpula médica resolvió que no reunía los criterios para ingresar en la lista de trasplante cardíaco del INCUCAI. Ello, de acuerdo al análisis del diagnóstico, evolución y antecedentes familiares.

Sin embargo...

* * *

Roberto Jabornisky, pediatra que atendió al adolescente en el hospital de Corrientes, fue tajante: "Fernando es otra víctima más de las inequidades del sistema de salud, ya que a estos chicos la pobreza no solo les quita futuro. También les quita posibilidad de tratamiento y atención", señaló tajante.

"Su única opción es volver para que lo miremos morir. Así de duro, así de simple, así de fuerte", manifestó el profesional, pocas horas antes del deceso.

Las autoridades sanitarias del Garrahan emitieron un frío comunicado.

"La decisión de trasplantes cardíacos en el Hospital Garrahan es tomada por el grupo de expertos clínicos de la Terapia Intensiva, del Servicio de Cardiología y del Servicio de Trasplante Cardíaco, basada en estándares de evaluación internacionales y en la experiencia del Hospital", sostenía el texto.

Y en el medio, el dolor de los padres. Perplejos y azorados frente a semejante disyuntiva que plantearon los profesionales médicos. De uno y otro lado. ¿Cuál es la verdad?

* * *

Lo cierto es que la consolidación de los trasplantes como recursos terapéuticos ya probados y validados trae como consecuencia que se anhele y promueva, desde distintos estamentos médicos, científicos y sociales, aumentar la tasa de donaciones. Pero por tratarse de un tema tan sensible, que involucra aspectos morales, espirituales y afectivos, surgen cuestionamientos y hasta tensiones éticas.

Quizás sea hora, entonces, de generar un debate sobre esta materia que toca en lo más profundo nuestras concepciones respecto de la vida y la muerte.

Familiarizarse con estos temas y comprender los principios y valores que fundamentan los trasplantes, ayudará a reducir la grieta existente entre un discurso mayoritario a favor de la donación de órganos y el escaso número real de donaciones cristalizadas en los últimos años.

Mientras sigamos haciéndonos los distraídos y alimentando esa paradoja, habrá más desenlaces como el de Fernando e interrogantes dolientes como el que genera su muerte.

Prematura y dolorosa.

Pero lo que es aún mucho peor, incomprensible.