Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Un héroe puntaltense de Malvinas: Daniel Miguel

"Allá voy", respondió el teniente Daniel Miguel cuando le asignaron el objetivo por radio. Fueron sus dos últimas palabras, las que quedaron grabadas a fuego en los oídos del suboficial auxiliar de la Fuerza Aérea, Norberto Bazaéz, que fue en ese momento director de tiro ECO. Apenas unos segundos después entregó todo su coraje para cumplir con la que sería su última misión: defender a un grupo de soldados argentinos que resistían en Puerto Darwin y Pradera del Ganso.




 "Allá voy", respondió el teniente Daniel Miguel cuando le asignaron el objetivo por radio.


 Fueron sus dos últimas palabras, las que quedaron grabadas a fuego en los oídos del suboficial auxiliar de la Fuerza Aérea, Norberto Bazaéz, que fue en ese momento director de tiro ECO.


 Apenas unos segundos después entregó todo su coraje para cumplir con la que sería su última misión: defender a un grupo de soldados argentinos que resistían en Puerto Darwin y Pradera del Ganso.


 Bien pegados al terreno, volando a muy baja altura, los dos Aermacchi, el que piloteaba Miguel y el del capitán Carlos Molteni, se dirigieron hacia su objetivo: la posición de la Infantería británica en una hondonada frente a la escuela de Darwin.


 Su avión, el MC-339 4-A-114 que piloteaba, no logró atravesar un denso fuego antiaéreo y fue derribado.


 Mientras, su compañero Molteni, logró evadirlo y regresar a salvo a Puerto Argentino. Era la tarde del 28 de mayo de 1982, hace 30 años.

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 Según recuerda el periódico militar Gaceta Marinera, comenzaba la década del 80 cuando al puntaltense Daniel Miguel le dieron sus merecidas "alas", distintivo del aviador naval. Y mostrando sus dotes de piloto, ingresaba en 1981 a la Primera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque (EA41).


 Su sueño se materializaba poco a poco. Con su esfuerzo había logrado lo que siempre soñó: convertirse en piloto de avión escribiendo en el cielo su historia, su vida y su pasión.


 Tenía 24 años y comenzaba a bosquejar su futuro, preparando los detalles de su boda.


 Pero un 25 de mayo de 1982 tuvo que poner rumbo al sur con su avión Aermacchi. La Patria le pedía que protegiera la soberanía sobre las islas Malvinas.


 El 28 de ese mes, cerca del mediodía, el comandante de la EA4, entonces capitán de corbeta Molteni, recibió la orden de efectuar una misión sobre Puerto Darwin para dar apoyo a las fuerzas argentinas que defendían esa posición. Miguel lo secundaría.


 El teniente subió a su avión, rodó hacia la cabecera de la pista y esperó la orden de despegue. Las ruedas del "Macchi" se impacientaban por abandonar el suelo. Hasta que se escuchó la voz de Miguel: "En el aire".


 La meteorología empeoraba a medida que se acercaban al objetivo. Les ordenaron regresar porque la visibilidad era nula. Ya a las 15.30, todo estaba dispuesto para una nueva salida, pero otra vez el tiempo les jugó una mala pasada por un fuerte viento que les impidió despegar. Sin moverse del lugar en donde estaban, esperaron las condiciones propicias, que llegaron una hora y media después.

Una imagen bondadosa y siempre alegre






 El teniente de fragata post mórtem Daniel Enrique Miguel nació en Punta Alta el 19 de noviembre de 1957.


 Realizó sus estudios primarios en la Escuela Nº 99 "Doctor Ricardo Gutiérrez" (hoy Escuela Nº 23), y los secundarios en el ex Colegio Nacional.


 En ambos establecimientos dejó grabado, en sus compañeros y docentes, su imagen bondadosa y siempre alegre.


 En 1975 ingresó como cadete en la Escuela Naval Militar, donde sus compañeros pronto lo bautizaron "Coquito".


 Inquieto, locuaz, gracioso y feliz fueron características de aquel muchacho puntaltense que comenzaba a desplegar sus alas.


 Quienes lo conocieron en la Escuela recuerdan su gusto por la música y el yachting, y su afable compañía en los días de descanso. Además, vieron como día a día se convertía en el hombre que en la guerra con Gran Bretaña por la recuperación de las islas Malvinas demostraría el valor que llevaba en su alma.

Merecidos reconocimientos






 El teniente Miguel hoy descansa bajo el cielo del sur. Custodio de aquello por lo que ofrendó su vida, se convirtió en un héroe puntaltense de Malvinas.


 El Centro de Veteranos de Guerra y Familiares de Caídos en Malvinas de Punta Alta, construyó en su amplio predio ubicado en Villanueva al 300, en el año 2008, un monumento en su honor con un avión Aer Macchi donado por la Armada.


 Su padre, el suboficial mayor retirado Enrique Miguel, también de la Aviación Naval, descubrió una placa a su memoria y el capitán de navío Arturo Médici, compañero de promoción del piloto fallecido, leyó una alocución:


 "Daniel se quedó allá, en nuestras islas, como centinela de los intangibles por los cuales luchó y murió. Lo recordaremos siempre con enorme afecto y solemne respeto".


 El año pasado, en la Escuela Secundaria Nº 1 de Punta Alta, le impusieron su nombre a un aula. "No sabía que Daniel tenía esa valentía, hasta que llegó el momento", dijo ese día su padre, con una mezcla de orgullo y emoción.


 En el Museo de la Aviación Naval, ubicado en la Base Aeronaval Comandante Espora, se exhibe el birrete que utilizó el teniente Miguel durante la campaña de Malvinas.


Los caídos en combate. Además del teniente Miguel, otros 4 puntaltenses cayeron en la guerra de Malvinas: el guardiamarina Juan José Aguirre, el cabo principal Roberto Olariaga y los cabos segundo Raúl Rodici y Raúl Oscar Vázquez.





 Y junto a Miguel hay otros 5 héroes de la Aviación Naval: el capitán de corbeta Carlos María Zubizarreta, el teniente de navío Marco Benítez, el teniente de fragata Gustavo Marcelo Márquez, el suboficial mayor Ramón Barrios y el suboficial segundo Roberto Lobo.