Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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El pueblo de la región donde el agua brota del suelo

Grandes lagunas rodean las casas, ocupan el cementerio y amenazan el hospital de Bonifacio. Cómo es vivir en un lugar donde las napas están casi al nivel del piso.
Diego Achabal muestra el patio de su casa, donde improvisó un canal para sacar el agua a la calle. A 15 días de la última gran lluvia, el líquido sigue brotando del suelo. Fotos y videos: Rodrigo García-La Nueva.

Juan Ignacio Schwerdt y Hernán Guercio / enviados especiales

   Diego Achabal vive en Bonifacio, un tranquilo pueblo de Guaminí ubicado a pocos metros -ya no kilómetros- de la laguna Alsina. Hace unos días tuvo la ocurrencia de filmarse en la cocina de su casa, desayunando con los pies metidos en el agua que brotaba del piso; luego difundió el video en las redes sociales.

   Queriendo o no, en pocas horas este comerciante de 38 años logró hacer visible el drama que está viviendo esta población de 2.500 habitantes y gran parte del distrito a causa de las inundaciones.

   El promedio histórico de lluvias de Guaminí ronda los 800 milímetros, pero en lo que va del año ya cayeron 1.300. Esta situación inusual, más el aporte de agua proveniente de una amplia cuenca, ha elevado a niveles críticos el sistema de lagunas Las Encadenadas del Oeste.

   El espejo de agua más comprometido es Alsina, que está a centímetros de su pico histórico de 110,83 metros sobre el nivel del mar. Según los habitantes de Bonifacio, esto es lo que no deja que las napas drenen como deberían.

   “Paró de llover el domingo 10, pero el agua sigue saliendo del piso. Son las napas que suben. No seca nunca”, contó a La Nueva. Achábal, entre resignado y angustiado.

   Su casa está cerca del Hospital Municipal, uno de los edificios más comprometidos por el avance del agua. Allí vive con su mujer Natalia y sus hijos Jimena y Leonardo.

   “Hace nueve años que estamos acá y nunca vivimos algo así. Normalmente el agua drenaba, pero ahora ya no. Las napas están altísima, pero no las vamos a acomodar hasta que no baje la laguna grande (Alsina)”, dijo.

   El día en que se inundó la cocina y el living de su casa estuvo sacando agua por horas junto a su familia y amigos. Llegó a tener 5 centímetros de líquido.

   “El agua entraba por el piso, por el marco de la puerta, por todos lados. O sea, no eran goteras, sino esos agujeritos a nivel de piso por los que entran las hormigas. De ahí salía agua”, describió.

“Hace nueve años que estamos acá y nunca vivimos algo así. Normalmente el agua drenaba, pero ahora ya no. Las napas no las vamos a acomodar hasta que no baje la laguna grande (Alsina)”, dijo el vecino Diego Achabal.

   El pozo ciego de su casa está a pocos metros de la cocina. A 15 días de aquella lluvia, el líquido aún está a 30 centímetros de la superficie.

   “El día de la lluvia, en un momento nos pusimos a pensar si no estábamos sacando agua de lluvia mezclada con líquido del pozo. Al final nos terminamos agotando y nos fuimos a dormir. Dijimos: 'que amanezca como amanezca'. A la mañana hice el video”, recordó.

(La bomba instalada en el predio del hospital evita que el edificio se inunde).

En alerta: sin cloacas y con las napas muy altas

   En la zona de Bonifacio no sólo hay miles de hectáreas y zonas urbanas inundadas -como el cementerio-, sino que además se da un combo muy peligroso para la salud: no hay cloacas y las napas están casi al nivel de la superficie.

   “Todos los desperdicios de los pozos sépticos se encuentran a nivel de tierra”, lamentó Ariel Borniego, representante de Bonifacio en el Comité de Cuenca del distrito.

(En primer plano, la laguna ubicada tras el hospital municipal).

   El vecino sostuvo que los análisis sobre la red de agua arrojan que “es potable”, aunque reconoció que hay preocupación por posibles filtraciones.

   “Las napas no bajan, y es porque la cota de la laguna Alsina está 3,5 metros por sobre su nivel natural. No permite que la napa drene normalmente, sino que la oprime. Todo lo que llueve se queda en la superficie”, aseguró.

   Según dijo, el pueblo hoy necesita varias medidas urgentes. Una es la apertura de dos desagües para eliminar el agua superficial hacia la laguna Alsina.

Todos los desperdicios de los pozos sépticos se encuentran a nivel de tierra”, lamentó Ariel Borniego, representante de Bonifacio en el Comité de Cuenca del distrito.

   “También precisamos que cierren los canales clandestinos que detectamos, denunciamos y georreferenciamos semanas atrás. Son casi 40, y hacen que el agua de todos los campos llegue en 48 horas a la laguna Alsina. Si no estuvieran, el agua tardaría 15 días en llegar, y en el camino se evaporaría la mayor parte”, sostuvo.

   Borniego sostuvo que si se coloca en el río Sauce Corto un tapón que cumpla su objetivo -el que está en la actualidad fue arrasado en la primera lluvia y luego reconstruido-, también se reducirá sensiblemente el agua que ingresa a la laguna.

   La última medida es que la Provincia permita trasvasar agua de las lagunas de Guaminí (Alsina, Cochicó, Del Monte y Del Venado) a la de Adolfo Alsina (Epecuén).

   “No queremos que se inunde Carhué -aclaró-, sino que se alivie un poco la situación de nuestras lagunas. Para eso es necesario que baje el nivel 50 a 60 centímetros”, aclaró.

   “Con la última lluvia grande cayeron casi 100 milímetros y la laguna Alsina subió medio metro. ¡Y eso que mide 30 kilómetros de largo por 5 de ancho!”, agregó.

   El especialista dijo que hoy el casco urbano de varias localidades del norte de Guaminí está sufriendo problemas.

   “Hay problemas en Casey, Casbas y Garré. Acá, en Bonifacio, el hospital tendría agua adentro si no fuera por el alteo. El cementerio, en cambio, está lleno de agua. De las uniones del asfalto sale agua. Es como estar viviendo arriba de una laguna”, remarcó.

   “Todos los pueblos del distrito de Guaminí estamos en emergencia, y por eso necesitamos que las autoridades empiecen a tomar decisiones. No queremos hacer medidas de fuerza ni cortar rutas, sino que se haga lo que se tiene que hacer”, dijo.