Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Se acentúa la caída de la superficie sembrada con trigo: ahora es -25%

El sudoeste bonaerense implantará 175.000 hectáreas menos respecto de 2014/2015. La pérdida para toda la cadena es de alrededor de 450 millones de pesos. La ausencia de incentivos y de rentabilidad se acrecentaron.
La ausencia del paquete tecnológico provocará un deterioro en la calidad del trigo.

Por Guillermo D. Rueda / laregion@lanueva.com

El crisis del trigo parece no tener límites.

Los últimos relevamientos realizados tras la implantación en la mayoría de los distritos productivos del sudoeste bonaerense precisaron una cifra aún superior de la caída de superficie estimada en mayo último.

“La pérdida de área no hizo más que profundizarse y ahora la retracción se sitúa en, por lo menos, el 25 por ciento”, aseguró el licenciado Iván Ullmann, de la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca.

Las previsiones realizadas semanas antes del inicio de la siembra marcaban una caída del 16% en trigo, aunque se estableció un repunte en la cebada del 11% (prácticamente ratificado), lo que atenuó el golpe con un -7% total para la fina en el SOB.

“Definitivamente, la ventana de siembra del cultivo de trigo transcurrió en un marco de total ausencia de incentivos”, dijo Ullmann.

“La política comercial no acusó ni un mínimo signo de cambio. El esquema de exportaciones limitadas y cuotificadas muestra una plena vigencia y, además, exacerba distorsiones en materia de precios con claros castigos hacia el productor”, explicó.

El ambiente se quedó a la espera de cambios de reglas de juego respecto de la comercialización y, con el correr de los meses, la intención de sembrar el cultivo característico del sudoeste bonaerense se diluyó.

Asimismo, los precios de referencia para la nueva cosecha exigen rendimientos de indiferencia que exceden, con creces, los promedios de la zona.

“Bajo un escenario de producción con rindes normales, la ecuación económica arroja quebranto”, aseguró Ullmann.

“Para cubrir los costos de producción, se requieren 2.500 kilos por hectárea en campo propio y más de 3.000 kilos por hectárea en campo alquilado”, precisó.

Con la adecuación de las cifras, en los distritos que siembran trigo en el SOB habrá 175.000 hectáreas menos utilizadas, con todo lo que ello representa para los eslabones de la cadena.

De esta manera, el área cubierta para el ciclo 2015/2016 alcanzaría las 520.000 hectáreas, lejos de las 695.000 hectáreas sembradas en la campaña 2014/2015. Esto es, una merma del 25%.

Respecto de la ecuación económica, el retroceso en la siembra de cultivos de fina alcanza un notable impacto.

“La siembra de 175.000 hectáreas menos implica una caída en la inversión del orden de los 50 millones de dólares; es decir, unos 450 millones de pesos”, determinó el analista de mercados.

“El dato es contundente. La merma en la actividad asociada al agro se nota con fuerza, al igual que la menor liquidez en la cadena”, dijo.

Ullmann también aludió al tema de la calidad del trigo a obtenerse en la cosecha de fin de año.

“Es un hecho la marcada reducción en el paquete tecnológico aplicado. Con una relación insumo-producto históricamente desfavorable, la fertilización a la siembra ha sido mínima y, de no mediar un completo cambio en lo comercial, esta tendencia se mantendría en la fertilización al macollaje”, indicó.