Desde Aráuz, Elsa sigue desafiando al paso del tiempo

Redacción de La Nueva.

contenidos@lanueva.com

No todos los días se celebran cumpleaños de tres dígitos. Por eso hoy habrá festejos por partida doble en el Hogar de Ancianos de Jacinto Aráuz, donde Elsa Dalmás recibirá a sus tres hijos, y a algunos de sus nietos y bisnietos, para que la ayuden a soplar nada menos que 101 velitas.

“Tratame de vos, con más confianza”, pide, segundos después de empezar a contar, para "La Nueva.", cómo logró este récord de longevidad.

Elsa nació en un campo ubicado cerca de Jacinto Aráuz, en el paraje La Castellana. “Eramos 13 hermanos -dice-, de los que quedamos sólo tres. Mi mamá, Alina, fue muy buena. Era muy trabajadora y saludable”.

De su infancia recuerda la Escuela N° 33, los fríos viajes en sulky, los ladrillos con los que la directora, Magdalena Bayo, les entibiaba los pies y los paseos a caballo de cada domingo. “De más grandes nos gustaba el baile -cuenta-. Usábamos la vitrola del abuelito, o íbamos a Villa Iris”.

Elsa se casó con Juan Talmón y tuvieron tres hijos: Bety, Alberto y Darío. La familia vivió siempre en el campo, hasta que la salud de Juan y las malas cosechas los decidieron a vender la propiedad.

“Primero nos vinimos a Aráuz y, cuando mi hija se casó y se fue con el esposo a trabajar a Bahía Blanca, nosotros fuimos también”, cuenta.

Al fallecer Juan, vivió un tiempo con su hija y su yerno, hasta que se decidió a volver. “Me sentía incómoda -explica-. Pensaba que los estaba molestando y les pedí que me trajeran a Aráuz. Ellos debían disfrutar su vejez solos”.

Hace cuatro años que Elsa vive en el hogar. “Me entretengo tejiendo y también sigo escribiendo, pero mi caligrafía ya no es la misma”.

Otra cosa que le gusta hacer es cantar. Hoy podrá darse el gusto, cuando sus seres queridos la visiten para acompañarla en su cumpleaños 101.