Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Villalonga: la visita de la Virgen de Schoenstatt que conmueve a miles

El 8 de diciembre del año pasado, tras la misa, el cura José María Masson sintió en su ornamento un intenso perfume a rosas. Lo leyó como un signo de la presencia de María. Muchos fieles aún perciben este fuerte aroma en las ceremonias.
El padre Masson acercó el Santísimo Sagrario a los presentes, muchos con dolencias. Fotos y videos: Rodrigo García - La Nueva.

Anahí González / agonzalez@lanueva.com / Enviada especial a Villalonga

   Un perfume de rosas o una mezcla de varias flores.

   Así define el padre José María Masson al aroma que quedó impregnado en su ornamento, tras la misa que brindó a la comunidad en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario de la localidad de Villalonga, en el distrito de Patagones, el último 8 de diciembre.

   A él no le quedan dudas: “Es un signo externo de la presencia de María”.

   En las siguientes ceremonias eucarísticas, el aroma fue percibido por muchos de los presentes.

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   Para algunos se manifiesta en forma de ráfagas; para otros, es un perfume que “te envuelve desde arriba”, como si bajara del cielo.

   Hay quienes no pueden parar de llorar y quienes, con sólo ingresar a la iglesia, se sienten inmersos en un profundo estado de oración.

   Estos, y otros testimonios, están siendo recogidos en la iglesia de Villalonga por el equipo de Servidores de María.

   A partir de esta revelación salió a la luz algo que viene sucediendo desde el año 1999, pero que hasta la fecha la iglesia lo mantenía en reserva.

   El propio padre Masson confirmó que una vecina de la localidad, a lo largo de todos estos años, ha venido manifestándole haber tenido percepciones de la Virgen de Schoenstatt y del Sagrado Corazón de Jesús.

   En estas apariciones le expresan a la mujer mensajes ligados a la vida sacerdotal, algunos muy puntuales y dirigidos específicamente al cura.

   Ni bien lo supo, Masson lo compartió con las autoridades eclesiásticas que decidieron tomar el tema con mucha cautela.

   Masson aseguró que esta señora es un persona muy sencilla y reservada y que, a pesar de que muchas personas han tratado de verla, ella siempre ha pedido hablar con él.

   “Esta visita particular de la Virgen está muy ligada a la vida sacerdotal”, contó.

   Uno de los pedidos de María en estas apariciones fue el de tener presencia en Villalonga.

   Los motivos se desconocen, pero para los fieles y devotos la sola expresión de este deseo fue suficiente para empezar a realizar donaciones para construir una ermita en el patio de la iglesia.

   La obra avanzó rápidamente. Los aportes ascendieron a 140 mil pesos. Dos arquitectos donaron la mano de obra para la construcción, que tiene un alto grado de avance y se ubica en el patio del predio, al costado de la iglesia.

La última ceremonia

   Unas 600 personas, de distintas localidades de la región, estuvieron el pasado domingo 18 en la iglesia de Villalonga para participar de la misa presidida por el arzobispo de la Arquidiócesis de Bahía Blanca, monseñor Carlos Alfonso Aspiroz Costa y por el sacerdote José María Masson.

   Allí oraron por más de tres horas por las intenciones expresadas y un coro, en vivo, intervino cálidamente entre las lecturas de la palabra de Dios y los rezos.

   En un clima sin sobresaltos, de profunda devoción eucarística, el padre Masson acercó el Santísimo Sagrario a los presentes, uno por uno.

   Algunos lo esperaban de rodillas. Había mucha gente emocionada, pero no al punto de gritar o de desmayarse.

   Cada persona, cada familia, esperó su momento con paciencia y sin importunar al prójimo.

   También hubo espacio para comulgar.

   “Cuando paso con el Santísimo entre la gente experimento hasta el dolor de tantos que están sufriendo enfermedades físicas, psicológicas o espirituales”, dijo.

   Quizás suplicaban en su interior la cura o el alivio por padecimientos propios o de seres queridos.

   Para el padre Masson, la comunidad de Villalonga se encuentra en estado de gracia.

   “Es un regalo de Dios este reposo, esta visita tan particular que nos hace su mamá del cielo, nuestra mamá en la fe”, dijo.

   El cura explicó que, en la Palabra de Dios, un estado de gracia equivale a un estado grande de bendición “de ese Dios que nos ama profundamente”.

   Masson no se define como un “cura sanador”, a pesar de que lo visitan muchos enfermos.

   “Quien sana es Jesús. Es Dios el que sana y en Su Palabra está muy claro”, expresó.

   Se piensa y percibe a sí mismo como un instrumento para que hombres y mujeres, niños y jóvenes, vuelvan a acercarse a Dios.

   “En estos tiempos, donde también hay tanta confusión, es siempre Dios el que toma la iniciativa . Él me hizo pasar por muchas etapas en las cuales pude madurar para poder llegar a este momento”, sostuvo.

   “Esto —por el perfume a rosas— es lo tan particular como un signo externo, pero en realidad lo que ya está habiendo son conversiones, confesiones. Es lo que Jesús y María nos piden, el acercamiento a Dios la oración”, destacó el sacerdote.