Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Cebolla: temen una crisis social por el bajo precio

Los trabajadores de Villarino y Patagones comienzan a movilizarse. Aumenta la asistencia social municipal.
La cebolla sigue en los campos, sin vender ni embolsar.

Hernán Guercio

hguercio@lanueva.com

Cae la cebolla y se lleva consigo la economía de la zona de riego del río Colorado.

La crisis económica que hoy está atravesando el sector cebollero del sur de Villarino y el norte de Patagones está repercutiendo fuertemente en las principales localidades de esa zona, con la caída de unos 4 mil puestos de trabajo y el obvio incremento en la demanda de asistencia a las comunas.

Para los que conocen el tema, hoy la situación del sector “es de puro quebranto” y los números son claritos: producir una bolsa -de 25 kilos, de acuerdo a su valor en pila- cuesta entre 85 y 100 pesos, aproximadamente; pero al productor se le pagan entre 12 y 30 pesos, dependiendo de los vaivenes del mercado.

A esto se suma que la última cosecha fue posiblemente la peor de la historia -algunos temen que haya sido inferior al piso de 70 mil toneladas logrado el año pasado- y que en estos momentos no se puede vender a ningún mercado interesante.

En localidades como Pedro Luro, Villalonga, Mayor Buratovich o Hilario Ascasubi, la situación se siente, y mucho. De hecho, se calcula que el movimiento es un 80% inferior a lo que se ve en una temporada normal.

En pocas palabras, no hay demanda de mano de obra.

Entre cada temporada existe un incremento en la solicitud de alimentos y de servicios de salud o de contención de menores hacia las comunas de Villarino y Patagones, pero este año la situación se fue de las manos: al fracasar las ventas, caer los precios y resentirse el trabajo en los campos y en los galpones, los municipios debieron asistir a todas estas familias mucho antes de lo esperado.

La situación, con suerte, recién comenzaría a mejorar en diciembre, cuando empiecen los trabajos de recolección de la cebolla temprana y la rueda empiece a girar otra vez. Hasta ese momento, la cuestión será -al menos- complicada.

“Este año, la cebolla no tiene ni precio ni demanda. Otros años no ha valido, pero pudo venderse; entonces, trabajaban los galpones y el campo, y el chacarero sufría. Hoy, todos la están pasando mal”, reconoce a La Nueva. el delegado de Hilario Ascasubi, Mario Schwab.

Tanto él como su par de Mayor Buratovich, Ariel Scorolli, señalan que se nota un aumento en la demanda de ayuda social por parte de los trabajadores vinculados a la cebolla, que se traducen en bolsones de comida y, en determinados casos, en leña para calefaccionarse.

“Por la falta de trabajo, se nota el malhumor en la gente. Hoy la mayoría de los galpones está sin funcionar; está todo muy quieto”, coinciden.

Por ello, hoy trabajadores y productores de la zona realizarán un reclamo sobre la ruta 3, en el acceso a cada uno de las localidades. Será a partir de las 10 y la idea es, en principio, cortar el tránsito en uno de los carriles para entregar folletos explicando la situación que vive el sector.

Mañana, en tanto, habría una manifestación y movilización en el ingreso a Pedro Luro, a partir de las 10. Al mediodía se llevará a cabo un acto.

Según explican los trabajadores -pertenecientes a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular-, las movilizaciones tendrán como objetivo “protestar pacíficamente, con el objetivo de que los gobiernos provincial y nacional escuchen nuestros reclamos”.

Entre sus demandas, solicitan precios justos al productor; acceso a la tierra; subsidios de emergencia agropecuaria; créditos blandos para la producción; la entrega de kit de semillas y un salario social complementario.

Impacto

“El sector ha sentido el doble impacto de los ajustes económicos propios del país y del ámbito propio -señala el coordinador gremial de Aprovis, Eduardo Juárez-. Si esto sigue así, tal vez no desaparezca la cebolla como producción, pero sí se perderán muchos chacareros”.

Para el dirigente rural, las malas cosechas y los bajos precios de los últimos años -a lo que se suma la situación actual- terminaron quebrando la cadena de valor del producto bruto que genera la cebolla en la región.

“Todo esto terminó generando una coyuntura muy complicada tanto como para el productor como para el trabajador, situación que termina repercutiendo en otros sectores, como el comercial”, explica.