Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Los Lladó, una familia al servicio de la comunidad hace cuatro generaciones

Todo comenzó con un almacén de ramos generales que abrió Juan, a mediados de la década del '40. Hoy poseen una estación de servicio YPF en un lugar de privilegio de la localidad. Una historia de esfuerzo y trabajo.
Los Lladó, junto al mural que recuerda la historia de la familia en Sierra de la Ventana.

Casi a mediados del siglo pasado, cuando Sierra de la Ventana tenía solo 40 o 45 años de vida, y sus habitantes se reducían a un puñado de pocas familias que vivían en el pueblo y trabajaban en su mayoría en el campo, Juan Lladó y su esposa Pilar García, llegaron desde Bahía Blanca y se afincaron en la localidad.

Juan llegó solo y tomó las riendas de un almacén de ramos generales, sobre la Avenida Roca. Allí se vendía desde queso y dulce, hasta aguja e hilo de coser, ollas y todo lo que se imagine; además, poseía uno de los tres surtidores de la localidad, comercializando nafta común y gasoil.

Años después, sobre 1960, su hijo Juan Carlos tomó la posta del negocio familiar, bajo la supervisión de su padre, y la colaboración de su madre en el mostrador.

“Tenés que dar el ejemplo, me dijo mi padre -recuerda-. Tenés que abrir el negocio con los pisos limpios y todo en orden para que cuando llegue el personal, todo esté bien”.

La llegada de la estación de servicio YPF -en el lugar de privilegio que hoy ocupa-ocurrió unos años después, en 1968. Su padre compró el terreno y Juan Carlos se hizo cargo de ambos negocios, pero el expendio de combustible lo terminó absorbiendo.

“Estuve solo durante los primeros tres años en forma permanente, ya que no daba para poner un empleado. Por ese entonces, Sierra de la Ventana tenía unos 500 habitantes y era un pueblo muy chiquito”, señala.

Tiempo después, la estación quedaría totalmente a su cargo.

“Papá me dijo: te dejo 1.000 litros de kerosene, 3.000 de nafta común y 5.000 de gasoil; hacé lo que quieras, pero cuidalos”, señala Juan Carlos, quien reconoce que siguió su consejo.

“Estaba orgulloso de ver el progreso de la estación de servicio”, agrega.

Años más tarde, debido a dos asaltos, Juan Carlos decidió alquilar el emprendimiento. Tiempo después, su hijo Gastón se hizo cargo de la estación, toda una marca registrada en la Comarca Serrana.

Por si fuera poco, Tomás, hijo de Gastón y nieto de Juan Carlos, está estudiando ingeniería industrial para -una vez recibido- integrarse a la empresa familiar.

Juan Carlos destaca que el apellido Lladó está en YPF desde el año 1948.

“Tenemos trofeos y premios que nos han otorgado. Además, somos pocos los que conservamos y mantuvimos la titularidad de una estación en mano de una sola familia por tantos años”, asegura.

Pero la historia no queda allí. La familia siempre está proyectando y tratando de mejorar.

“De a poquito continuamos avanzando, y eso nos reconforta. Para más adelante tenemos pensado construir -en el predio aledaño a la estación de servicio- una especie de hotel, muy sencillo, con habitaciones para toda la gente que continuamente nos pregunta dónde alojarse”, señala.

Según Juan Carlos, el éxito de la empresa familiar consiste en hacer una vida sencilla.

"Basamos todo en el trabajo, el esfuerzo y la perseverancia:, eso es lo que mis padres me enseñaron y lo que nosotros enseñamos a nuestros hijos", concluye Juan Carlos.