Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Desde Suárez al Aconcagua, en una aventura con escalas

Ana Frandzman acompañó a Franco Medina en la odisea de llegar a la cumbre más alta de América. Es parte del recorrido que realizan con el Hostel Móvil por el sur del continente. Agencia Coronel Suárez
La cumbre la alcanzaron este 17 de enero. Estuvieron media hora a 6.962 metros de altura.

En marzo de 2014, el Hostel Móvil de Franco Medina y Juan Miquelarena partió de Coronel Suárez con la idea de unir Ushuaia con Alaska, en un recorrido que no fue trazado previamente, sino que se modificaba día a día.

Les llevó varios meses llegar a la ciudad más austral del mundo, siempre en compañía de ocasionales viajeros que se sumaban por tramos. Desde allí miraron al norte y comenzaron a ascender por los más bellos pueblos de la Argentina.

En ese camino se unió Ana Frandzman, otra suarense que se motivó con la idea de conocer personas, paisajes e historias. Y en ese andar por los caminos tomó fuerza la idea de Franco de escalar la montaña más alta de América, el Aconcagua.

“Se me ocurrió en octubre de 2012, cuando me encontraba en Nepal haciendo el trekking del Everest Base Camp, cuyo punto máximo es Kala Patar, a 5.600 metros sobre el nivel del mar”, dijo Medina.

“Desde agosto que veníamos entrenando para subir el Aconcagua. Estuvimos con el colectivo cuatro meses en Bariloche, trabajando, y ahí pudimos hacer algunos picos más bajos para aclimatarnos. Ya con el colectivo recorrimos montañas como Lanin, Tromen, Vallecitos y el Cerro Plata”, agregó.

Para Ana Frandzman toda esta experiencia fue totalmente nueva; nunca había hecho ascensiones.

“Entrenamos en tierra, además de subir montañas, como salir a correr y andar en bicicleta. Cuando llegamos al Aconcagua, los primeros días de enero el tiempo no acompañó. Nos dijeron que este año fue uno de los peores, climatológicamente hablando, para hacer cumbre”, contó Frandzman.

Para Medina lo fundamental fue disfrutar cada instancia, desde la previa al Aconcagua, hasta los días en los que el mal clima no los dejaba avanzar.

“Tuvimos más de 10 días previos en alta montaña, pasamos incluso la Navidad en Cerro Plata, y de esta manera fuimos aclimatándonos. La falta de oxígeno en la altura produce el mal de montaña, que empieza con dolores de cabeza, debido a que no llega oxígeno al cerebro, pérdida del apetito, no poder dormir, náuseas, edema pulmonar y edema cerebral, como lo más grave hasta llegar a la muerte, si no se hace caso a los síntomas que le avisan a nuestro cuerpo que tenemos que descender inmediatamente”, explicó.