Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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¡Por más sonrisas!Llegan las narices rojas al hospital de Pringles

Mañana comenzará la formación de los primeros payasos de hospital de la localidad. El grupo Clown 365 será coordinado por Leticia Dugros y Catalina Saint Lary. Ambas son voluntarias en la ONG Payamédicos.
Los payasos de hospital trabajan con mucho respeto y con el consentimiento de los pacientes. A través de sus clowns los ayudan a desdramatizar el ambiente y a ser optimistas.

Por Anahí González / agonzalez@lanueva.com

Colores, sonidos, juegos y sonrisas. Muy pronto los pasillos y las habitaciones del hospital de Coronel Pringles serán testigos de un avance inédito en la localidad; el de las narices rojas.

Desde mañana comenzará a dictarse en la ciudad el primer taller de formación de payasos de hospital, a cargo de la psicóloga Leticia Dugros y Catalina Saint Lary -estudiante de Trabajo Social-, ambas voluntarias de la ONG Payamédicos en Bahía Blanca.

Dugros ya había presentado la propuesta de trasladar su experiencia en esta práctica al hospital local hace dos años, pero sin éxito.

Esta vez, encontró en el director del hospital, Nicolás Queti, a un profesional muy receptivo de la propuesta de la risoterapia y muy respetuoso del efecto que tiene en los pacientes.

El nuevo grupo se denomina Clown 365 y está compuesto por 36 voluntarios, entre adolescentes y adultos de ambos sexos, quienes, una vez finalizada la capacitación, podrán realizar las primeras visitas a los pacientes para poner en práctica, desde el voluntariado, todas las herramientas adquiridas con quienes así lo deseen.

En este punto, Dugros destacó que este consentimiento de los pacientes es fundamental.

“Ellos no deciden cuándo se los interna, ni cuándo recibir una inyección, ni el momento del alta médica. Con nosotros se pueden enojar o pedirnos: 'No vengan'. Eso, ya de por sí, es catártico”, aseguró.

"Nos ganamos el respeto de los médicos porque, si bien nos ponemos la nariz roja, hacemos un trabajo muy serio", dijo.

En general, comentó, los payasos de hospital son muy bien recibidos.

"Visité infinidad de gente y en cinco años me rechazaron solo una vez", contó.

“A veces imaginás que vas a encontrar un escenario tristísimo -Dugros interviene el servicio de oncología de niños y adultos del Penna- y en cambio encontrás familias con una fortaleza envidiable. Te contagian su alegría”, dijo.

Pero no todas son risas. Surgen también esos momentos en que las personas están tristes y el payaso simplemente sostiene sus manos, hace silencio y acompaña. Hay que ver qué propone el paciente, respetar su estado y, en base a eso, responder. Uno de los objetivos de los payasos es desdramatizar la situación que está viviendo el paciente y hacerlo olvidar del lugar en el que está y la causa por la que está.

Para ello es esencial el contacto previo con el personal médico. Esto permite, a los payasos de hospital, interiorizarse sobre el pronóstico del paciente y las cuestiones vinculadas a la bioseguridad, ya que hay quienes requieren de cuidados especiales.

"Los chicos te invitan a jugar y, en cambio, al adulto hay que invitarlo pero también se engancha mucho. Te sorprenden", dijo la especialista, también capacitada en Risoterapia.

Nuevas normas

En mayo último, la Legislatura provincial aprobó una ley a partir de la cual "cada servicio de terapia pediátrica deberá contar con especialistas en el arte de clown o payasos hospitalarios".

"Se comenta que existe la posibilidad de que sea rentado. Eso es personal. Creemos -con Catalina- que si hubiera dinero de por medio, no tendría el mismo sentido. Un voluntariado es más rentable emocionalmente”, dijo.