Cristina: "Al infinito y más allá"

Fernando Monacelli

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Periodista y escritor. Egresado de la Universidad Católica Argentina. Se desempeñó durante 15 años al frente de la redacción de La Nueva. Actualmente, es el CEO del grupo La Nueva.

¡Eso es ir por todo! No como hasta ahora que los embates fueron rastreros, cuestiones terrestres, pavadas de nuestro planeta como conquistar la Justicia, el Congreso, los medios, Estados Unidos, la ONU, etc.

Pero eso ya fue, y ahora comienza la segunda etapa del "vamos por todo" kirchnerista, el verdadero objetivo en el que Néstor había fijado la vista, durante las heladas noches sureñas: el kirchnerismo se ha lanzado a la conquista del espacio.

Quedó en evidencia durante el discurso de la presidenta a propósito del lanzamiento del ARSAT-2.

"Estamos en un tiempo mejor, donde el futuro ha llegado, por eso les digo a los que nos hablan de futuro que el futuro ha llegado. Hoy lo vimos despegar...". Es clarísimo el próximo paso.

Dicen infidentes que la imagen que se repite en los sueños de Ella, durante sus últimas noches en el Palacio Estelar de Olivos, es algo así: Cristina deja como delegado, con todos los poderes del Lado Oscuro de la Fuerza, al viceemperador terrícola del Imperio, Dark Zannini, y se monta con Axel (disfrazado de Arturito) al ARSAT-3.

Entonces, da la orden, encienden los motores y, desde la Guayana Francesa, sale disparada y sube, sube, sube, una estela de humo blanco, un punto brillante allá en el firmamento, la ingravidez y, ahí sí, toda la creación debajo de sí. La Emperatriz del universo.

Dicen que son sueños tan vívidos que hay madrugadas en las que Cristina se despierta al grito de "a toda máquina, señor Spock". Incluso, queda tan colgada con el sueño que, una vez arriba, insiste en cambiar la fórmula de cierre de sus cadenas. Quiere pasar del célebre y terrenal saludo para "todos y todas" a gritar, con el puño en alto: "Al infinito y más allá".

Por ahora, se lo desaconsejan y, refunfuñando, termina cediendo, pero solo porque todavía le quedan un par de meses en la Tierra, este planeta que, ¿quién puede dudarlo?, no la merece, con todos esos problemas como la pobreza, la violencia, la droga, el hambre... Mejor hablar del espacio, ¿no?