Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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¿Objetivo matar a Carlos Fayt?

¿Es de un optimismo muy ingenuo imaginar que la tendencia política de la semana pasada puede continuar? Digo: ya se bajaron Agustín Rossi, Sergio Urribarri y Jorge Taiana, tres de los precandidatos del kirchnerismo a la presidencia. Capaz esta semana sigue la tendencia a la baja "en nombre de la Patria" que pidió Cristina y se van los dos que quedan y, bueno, ustedes me entienden. Los K no presentan equipo y la vieja y querida Argentina gana por walkover (pronunciado wokover según la Real Academia Española). ¿Muy antideportiva la aspiración? ¿Los títulos se ganan en la cancha y bla bla bla bla bla?

Puede ser, pero salirle en plancha a las rodillas, con tapones de metal y a dos piernas, a un hombre de casi cien años, para sacarlo del partido porque se quiere poner a un jugador propio, no es exactamente fair play.

Más bien es una brutalidad, una de esas demasías que solo llevan a cabo quienes creen que son impunes y no solo acá abajo, en la Tierra de los hombres.

O tal vez, también, una de esas demasías que se cometen cuando el miedo a lo que puede venir en el corto plazo ciega la más leve mirada de consideración sobre el otro.

Usar las mismas armas de presión con las que, por ejemplo, Cristina arrolla las aspiraciones políticas de la propia tropa para ir contra Carlos Fayt es de un totalitarismo tenebroso.

Con los ahora exprecandidatos Rossi, Taiana y Urribarri puede ser una estrategia política entendible. Con Carlos Fayt es una jugada de vida o muerte, un golpe que no se pega salvo que no importen las consecuencias, sino solo las necesidades propias, el golpe de un psicópata.

El episodio en torno al decano de los jueces de la Corte revela, casi como ningún otro capítulo kirchnerista, su verdadera naturaleza. No hay nada que esté por encima de ellos. No existen anciano respetable ni institución centenaria que no puedan ser destrozados si se ponen en el medio. El argumento será a veces la Patria, otras los pobres, otras la historia, otras el enemigo... No importa. La razón real siempre es sostener el poder y la impunidad.