Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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¿Por qué los K piensan tanto en travestis?

Por Fernando Monacelli

El kirchnerismo quiere que el uno por ciento de los empleados estatales de la provincia de Buenos Aires sean "del colectivo trans": travestis, transexuales, transgéneros, transpirados o transloquesea.

El proyecto tuvo media sanción la semana pasada y es posible que salga del closet travestido en ley el año que viene. Hay una iniciativa similar en Rosario. En la Capital Federal otra diputada K impulsa un subsidio de 8.000 pesos a las personas trans sin empleo.

¿Qué decir? ¿Que son proyectos que pueden tener muchas trabas? ¿Que sería más útil un cupo obligatorio en la política del 5% para honestos de cualquier género y preferencia sexual? ¿O del 10% para el colectivo de los "seres humanos sin distinción de nada, no acomodados ni ñoquis"? ¿Que un buen subsidio sería: "8.000 para todos", cosa de no discriminar por sexualidad? También se podría imaginar un diálogo.

-Ma, ¿qué puedo estudiar?

Y ahí viene algo así como: "Hacete trans, nene, tenés trabajo en seguida, y, si no, el seguro de desempleo es mucho mejor que si seguís siendo Cacho".

Son chistes. Sin ofensas. Sé que estas no son épocas para comentarios así. Porque hoy para ser políticamente correcto hay que discriminar, hacer diferencias con las minorías, como hacen los proyectos K.

¿Qué otra cosa decir, entonces?

Que estas iniciativas pueden tener su origen en que el kirchnerismo es travesti, por definición. Su pulsión es mostrarse de una forma y ser de otra; disfrazarse, ponerse tacos, fingir senos, afinar la voz y, sobre todo, esconderse cuando no puede impedir que se le escape su identidad de origen.

Pasa con Ella. Cuando quiere ser Evita 2.0, habla como pobre, baila con sus ritmos, denuncia a los capitales, distribuye la riqueza que ella imprime, se dice perseguida. Y todo lo muestra por televisión, en un gran reality en cadena. Pero cuando Ella es Ella, sin peluca ni maquillajes populares, a cara lavada, con su Louis Vuitton, sus dólares y sus gustos carísimos y en general vulgares, se recluye en la privacidad del sur, donde nadie la ve.