Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

Museos: los empleados y el público

En muchísimas organizaciones con alto número de trabajadores existe el recurso de dar tareas adicionales a ciertos empleados para que perciban horas extras y mejoren un sueldo deprimido o no del todo justo. En Argentina, esto ocurre seguido.

Las dificultades empiezan cuando ese extra cobra fuerza de derecho consuetudinario y no se regularizan las actividades a partir de una remuneración acorde a la función real. No se equivoca la Municipalidad cuando plantea que, si hay horas extras, es porque el trabajo estuvo mal planificado. Pero quizás se equivoque a la hora de aplicar medidas correctivas porque puede resultar injusta con el nuevo sistema disitributivo. Peor aún: corre riesgo de lesionar servicios para sus contribuyentes.

Abusos con las horas adicionales hubo, hay y habrá en un sinfín de organizaciones. Poner el foco en erradicarlos es loable, pero la eliminación de raíz de ese sistema también puede significar un golpe inmerecido para más de un empleado. Ahí, el abuso pasa a ser inverso, del empleador, que, en todo caso, es el responsable de haber planificado mal.

El recorte de horas extra en museos bahienses con el consecuente cierre de tres espacios durante los fines de semana de 2018 (Museo de Arte Contemporáneo, Ferrowhite y Museo del Puerto) no deja de ser un golpe. No solo para el bolsillo de quienes cobran horas adicionales sino para los usuarios de una propuesta que, esencialmente, tiene movimiento los sábados y domingos.

Y no importa si son muchos o pocos los contribuyentes que asisten a esas tres salas. Si fuera escasa la concurrencia, pues habría que trabajar para incrementarla, nunca eliminarla.

El gobierno local de Cambiemos se ha anotado una serie de aciertos en estos dos años de gestión; si no, no habría existido un resultado electoral tan contundente. Pero no se debería dejar de observar que el cierre dominguero de los museos más atractivos es un puñetazo al hígado de la cultura, por parte de un gobierno que pregona el cambio cultural.

Esta historia todavía se está escribiendo.