Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Cuál es el cambio que quiero

Lo único que podemos cambiar es a nosotros mismos. Todo lo demás es eslogan: Cambiemos, El Cambio Justo, Este Cambio Sí / Este Cambio No.

Por supuesto que detrás de eso se juegan modelos de conducción del país pero, ya entregado el voto, las principales decisiones nos exceden. O no.

Lo único que podemos cambiar es a nosotros mismos. De hecho, es el único cambio que importa y no por ponernos en el centro. Cambiar tiene que servir para darle un mejor lugar al otro.

El cambio que espero para mi país va más allá de una serie de decisiones macro sobre economía y política, que por supuesto son relevantes y me impactan como a cualquiera. Por encima de eso, siento que el único cambio valioso viene desde más abajo.

Para que todo cambie, nada más elemental que entender que la mirada opuesta no te hace un adversario sino que te tocó, por ejemplo, criarte bajo otra mirada. Nada más esencial que entender que mi punto de vista puede parecer, o incluso ser, muy sólido, pero eso no implica tener razón.

El cambio que quiero para mi país es que dejemos de ser hipócritas, que antes de cuestionar al otro dejemos de ser tan contemplativos con nuestros defectos y miserias. Paremos de exigir a los demás lo que nosotros no cumplimos. ¿Por qué un gobierno, un funcionario, va a tener sentido de solidaridad si yo no lo tengo? ¿Qué derecho me asiste a reclamarlo? ¿Vos sos solidario? ¿Qué es solidaridad? ¿Dar lo que te sobra o compartir lo que tenés?

El cambio que quiero y siento que está ocurriendo es que podamos decir libremente lo que pensamos, no interesa dónde ni delante de quién. La deuda, el cambio, es aprender a defender el derecho del que piensa exactamente lo contrario.

Para que verdaderamente cambiemos deberíamos alejarnos del confort, salir a caminar un poco más, a encontrarnos con aquellos que no conocemos pero de los que muchas veces hablamos. Quizás no somos tan distintos.

Para que cambiemos no hace falta que deje de haber unos y otros, estos y aquellos, ustedes y nosotros. Ni es necesario que desaparezca la grieta, si querés verlo así. Para que cambiemos, esa grieta simplemente tiene que ser un espacio hacia donde deberíamos intentar acercarnos, sin temor, aun si es profunda.

Finalmente, si de verdad queremos un cambio, no esperemos que venga de un gobierno. No seamos ilusos. Lo único que podemos cambiar es a nosotros mismos.