Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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La Responsabilidad Social Empresaria como una útil herramienta de gestión

Varias son las opciones que se pueden utilizar para instrumentar este paradigma de gestión, que ofrecen la posibilidad de enriquecer la cadena de valor y beneficiar a colaboradores, a la organización y también al entorno en que actúa.
La Responsabilidad Social Empresaria como una útil herramienta de gestión. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca

Los responsables de cualquier tipo de organización entienden hoy que la Responsabilidad Social y la Sustentabilidad son una forma de gestión, que se debe ver reflejada en la manera en la que una entidad lleva adelante su actividad y obtiene resultados.

Estos paradigmas suponen tener en cuenta las decisiones que se toman en todas las áreas y niveles de la organización, la relación con los diferentes públicos con los que se vincula (colaboradores, clientes y consumidores, proveedores, medio ambiente, comunidad, etc.) y la creación de más valor económico, social, ambiental y cultural tanto para el ente como para el entorno en que actúa.

A nivel macro la sustentabilidad y la competitividad de un país, también está intrínsecamente ligada con la calidad de la gestión de las relaciones con los colaboradores de cualquier tipo de organización. Poder aprovechar oportunidades para la creación de valor compartido, es más una cuestión de creatividad por parte de la organización para proponer e implementar prácticas que resulten viables en cada caso, sin importar el tamaño y con los recursos disponibles.

La punta del ovillo está indudablemente en comenzar a practicar y fomentar una Gestión Responsable y Sustentable hacia adentro de la organización. Varias son las herramientas que se pueden utilizar para instrumentar este paradigma de gestión, que ofrecen la posibilidad de enriquecer la cadena de valor y beneficiar a colaboradores, a la organización y también al entorno en que actúa.

Capacitación y desarrollo

La evolución tecnológica y científica es tan veloz que el aprendizaje adquirido por los integrantes de las organizaciones entra en obsolescencia rápidamente, por lo que es altamente relevante saber aprovechar diferentes instancias, espacios, plataformas y alianzas con otras organizaciones para un intercambio sinérgico y aportar más a la sensibilización y formación de los colabores; no solamente en lo relacionado a su rol dentro de la organización y a su profesión, sino también en otras temáticas que aportan a su desarrollo e intereses personales y, por ser parte de un entorno, en temáticas que sean de interés general para de la sociedad.

Equidad

Identificar puestos y roles que permitan planificar la inclusión de personas en situación de vulnerabilidad por distintos motivos: discapacidad, personas mayores, género, origen, etnia, etc. La premisa es trabajar sobre aquellas prácticas que demuestren la promoción de un desarrollo profesional que suponga posibilidades reales para todos, sin diferenciación de tipo alguno, buscando que cada integrante pueda dar lo mejor de sí para su desarrollo personal y de la organización.

Equilibrio de vida

Toda organización tiene un impacto directo sobre las personas y sus familias por lo cual, es lo primero que se debe considerar. A partir de allí, es viable impulsar prácticas que promuevan desde el involucramiento de la familia en la vida laboral de los colaboradores, la participación activa de los padres en la vida de sus hijos, la flexibilización del horario laboral, el trabajo desde el hogar y especial atención para las madres de hijos pequeños. Es muy importante tener en claro que la organización puede tener un alto nivel de influencia en la calidad de vida de sus colaboradores a través de la promoción de hábitos de vida saludables (ej. alimentación, actividad física y otras actividades de recreación, prevención y abordaje de diferentes enfermedades, etc.).

Hacia dónde vamos

Es seguro que toda organización ya está haciendo algo en torno a algunas de estas pautas, en el marco de su relación con los colaboradores. Los resultados ya medidos impulsan a las entidades a avanzar con el ejercicio de pensar cómo potenciar las buenas prácticas y cómo avanzar en su formalización, evaluación, medición y comunicación. De igual manera, podrían identificar nuevas oportunidades y diseñar estrategias creativas que permitan crear más valor compartido desde acciones que resulten posibles en cada caso.

Hacer las cosas bien ayuda al crecimiento de la organización y la manera en la que se hacen marcan la diferencia de cómo somos como personas y también como organizaciones que construyen un modelo de país.