Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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La vida después de una muerte: asesinaron a su hijo y se abandonó en un colectivo

Juan Carlos dijo que quiere hacer justicia por mano propia.
Fotos: Pablo Presti-LaNueva.

Por Pablo Goicochea / pgoicochea@lanueva.com

   Juan Carlos Herrera tiene 67 años, le mataron a su hijo hace 15 y cuenta que desde ese momento su vida se transformó en una pesadilla.

   Ahora dice que tiene un objetivo: hacer justicia por mano propia.

   Las brasas que aguantaron el frío de la noche calientan una pava negra, quemada por el fuego, para tomar sus mates de todas las mañanas. Le cuesta moverse pero despacito se sienta en un tronco que hace las veces de silla.

   Juan Carlos no tenía necesidades, pero se deprimió y se quedó sin nada. Ahora vive solo dentro de un colectivo, que él mismo compró, en Colón al 2.600.

—Tenía todo por delante, laburaba y me quedé sin nada. Es jodido perder a un hijo y no se lo deseo a nadie.

   Daniel Jesús Herrera tenía 17 años cuando en noviembre de 2002 lo encontraron muerto en un baldío con un tiro en la cabeza. No encontraron al culpable.

   Y todo cambió para Juan Carlos.

—Mi señora se derrumbó por lo que pasó, no la pude recuperar y falleció en 2007. Después de eso me fui tirando atrás y metiéndome en la bebida.

   Dice que está en recuperación y tiene algo en la cabeza.

—La Justicia nunca llegó, me perjudicó y estoy preparando el día, si Dios me permite estar vivo, para llevarme a los que mataron a mi hijo.

   Juan Carlos le apunta a 3 policías, uno de ellos está preso por abusar de una menor.

   Los ojos se le llenan de lágrimas cuando habla y la mirada se le pierde apuntando al cielo. Solo se escucha el crujido de los dientes de sus perros contra un hueso mientras juegan. Vuelve y sigue.

—Si se animaron en la oscuridad a matar a mi hijo, acá todavía tienen al padre. Si se animan a agarrarme en la oscuridad, que vengan. Estoy solo.

   En los últimos años, Juan Carlos se apoya en sus otros hijos y amigos para seguir adelante. Pero le cuesta y cada vez más.

—Es duro, hace un mes que compré flores para ir al cementerio y ahí están. Me derrumbo.

“Lo tuve todo”

   En los '80 trabajó 6 años en la Municipalidad en la parte de limpieza y saneamiento mientras también cartoneaba.

—Con mi señora nos fue bien, hicimos mucha plata laburando con cartones, armamos nuestra empresita y fuimos rellenando acá porque se inundaba todo con la marea de lo que supo ser el Balneario Colón.

   Entregaba el papel en Coronel Suárez y el vidrio lo mandaba a Mendoza. Todo para darle de comer a sus 6 hijos.

   Juan Carlos se levanta, como puede. Lo acompañan sus perros, uno a cada lado, y se sube al colectivo.

  —Acá hice todo con mi señora y me pienso ir de este mundo desde acá, mi lugar.