Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Un bahiense en el horror de Estambul

“La gente empezó a gritar y ahí salimos corriendo como si hubiera una balacera”, dice Fausto Rigoni, que llegó al aeropuerto turco minutos después del ataque. Cecilia Corradetti / ccorradetti@lanueva.com
El terror, una vez más, en un aeropuerto internacional. El nuevo episodio fue protagonizado por atacantes suicidas.

"Aterrizamos a las 11 de la noche y como si nada entramos al aeropuerto. Ni bien estábamos adentro había un olor como a plástico quemado, pero hasta ahí parecía todo normal", le contó ayer a "La Nueva." el bahiense Fausto Rigoni, que viajó a la ciudad más poblada de Turquía para hacer una escala de un día antes de partir a París y se topó con el atentado suicida que anteanoche dejó decenas de muertos y heridos.

"Fuimos a la oficina de Turkish Airlines porque nos tenían que dar un hotel. Cuando llegamos a la zona de Duty Free empezaron a poner vallas y todos estaban como desesperados, pero no nos daban explicaciones", dijo Fausto, de 26 años, actualmente radicado en Buenos Aires y que y cursó la primaria y secundaria en las escuelas dependientes de la Universidad Nacional del Sur.

"Después empezamos a ver la gente llorando y ahí se decía que hubo una bomba, que hubo disparos. Finalmente nos enteramos qué pasó".

Artista, productor de cine y organizador de eventos, junto a un amigo eligieron poco tiempo atrás hacer un viaje para “descansar y conocer”. Claro que nunca se imaginaron que iban a terminar siendo testigos de una verdadera masacre.

"La gente empezó a gritar y salimos corriendo como si hubiera una balacera, pero en realidad ya había terminado. A nosotros no nos tocó ver nada del ataque y, cuando queríamos preguntar algo, parecía que nadie hablaba inglés", agregó.

Minutos después de la locura, escribió un mensaje tranquilizador en Facebook: “Estamos en Estambul. Al aterrizar, reventó una parte chica del aeropuerto pero ¡no se preocupen! Más allá del bajón estamos contentos porque empezamos a conocer la ciudad”.

Su posteo dio pie a una avalancha de comentarios. “Eh, Fausto, menos mal que estás bien”; “Casi me muero cuando me enteré. Cuídense”; “No salgas del hotel”; “¡Qué mala pata!...”.

Otra argentina que vivió una situación muy similar fue Candela Glikin, de 24 años, que estaba en el mismo aeropuerto cuando se desató el infierno. Junto con su novio hacían una escala de pocas horas hasta tomar otro vuelo a Dinamarca.

"Teníamos una espera de ocho horas en Estambul, pero íbamos a ir a un hotel porque Turkish Airlines te lo provee cuando comprás el pasaje. Cuando vimos que se nos acercaba toda esa gente, comenzamos a correr y terminamos todos en la manga de un avión. Había nenes llorando, gente mayor desesperada y en el medio nosotros que no entendíamos nada de lo que pasaba ni de lo que decían. Sí pudimos entender la palabra bomba", relató.

"El aeropuerto es gigante y a la salida vimos mucha sangre, estaba todo roto, lleno de vallas. Lo que más me impactó fue la sangre en el piso. La gente corriendo. No escuchamos nada, solo gritos. Me la pasé llorando toda la noche, fue terrible".

Nadia también estuvo ahí

Horror. Otra bahiense resultó testigo. Se trata de Nadia Berendorf, que estaba a 100 metros del lugar de las explosiones.

Sorpresa. En diálogo con Canal 7, su papá, Eduardo, comentó que “fue terrible”. “Estaba saliendo del aeropuerto porque llegaba de Barcelona a Estambul y la sorprendió la explosión”.

Huida. “Solo atinó a correr”, dijo (más información del ataque en página 17).