Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

Bahía Blanca sigue relegada y volvió a quedarse sin beneficios en luz, gas y nafta

Es excluída desde hace tiempo y hasta termina subsidiando a otras regiones.
El puerto, con los reemblosos en la Patagonia, es uno de los principales perjudicados.

Adrián Luciani / aluciani@lanueva.com

El hecho de estar en medio de todo y de todos, lejos de Buenos Aires y cerca de la Patagonia, pero sin ser parte de ninguna de las dos, resulta cada vez más perjudicial para Bahía Blanca y, por ende, para sus habitantes.

Hace tiempo que la ciudad viene sufriendo duros golpes en su aspiración de ser una metrópolis de peso a escala nacional e internacional, con suficiente poder de lobby en su dirigencia como para influir en esferas de primer orden y obtener mejoras concretas.

El último de estos impactos es la no inclusión de nuestro “Pago Chico” entre las regiones donde habrá un tope para el aumento de la tarifa de gas, pero también hay otros en la historia reciente, como el regreso de los reembolsos a las exportaciones que se realizan por los puertos patagónicos, con un claro perjuicio para la estación marítima local.

A esto puede agregarse la discriminación que se sufre en los surtidores bahienses al tener que pagar la nafta a un precio mayor que en la ciudad de Buenos Aires o la decisión del gobierno nacional de privilegiar la importación de gas natural licuado en Chile un 53% más caro que si lo hiciera por los muelles de Ingeniero White.

Todo esto en el marco de una antigua y arbitraria política de delimitar regiones en base a argumentos risueños, como establecer que pueblos como Realicó o Rancul, en el límite con Córdoba, formen parte de la Patagonia.

Más allá de tales sinsabores contemporáneos, la realidad indica que a Bahía Blanca cada vez le cuesta más posicionarse como un centro de poder político y económico autónomo o siquiera con capacidad suficiente como para definir su destino.

En poco más de 100 años aquella aspirante seria y concreta a convertirse en la capital de una nueva provincia pasó a ser una ciudad superada por muchas otras en población y poder, incapaz incluso de definir cuestiones esenciales como evitar que sus habitantes sean discriminados en aspectos esenciales como el costo de los servicios y la subvención abierta y descarada a otras regiones.

Otras épocas: “Puerta y puerto del sur argentino”

Proyección. Muy lejos en el tiempo quedó aquella generación de dirigentes que a fines del siglo XIX se animaron y juntaron fuerzas suficientes como para impulsar la creación de una nueva provincia con capital en Bahía Blanca, una de las ciudades del país que por entonces más crecía y se desarrollaba.

Impulso. Lo mismo podría decirse del ingeniero Domingo Pronsato, Ricardo Ortiz y otros que décadas después volvieron a impulsar la capitalización de Bahía Blanca al frente no solo de la región que hoy ocupa La Pampa, sino también del actual territorio rionegrino.

Roles. Luego vino la frase del periodista Osvaldo J. Ochoa “Puerta y puerto del sur argentino”, haciendo alusión allá por los años '60 y '70 al rol económico, cultural y político que jugaba una hegemónica Bahía Blanca en el sur del país.

Alcance. Pero muchas de estas aspiraciones cambiaron y ya no volverán, sobre todo porque en los últimos 40 años se nota un claro agotamiento en el patrón de especialización económico de la ciudad, con un modelo comercial que vio disminuido su radio de alcance territorial a manos de otras localidades patagónicas, por caso Neuquén o Comodoro Rivadavia.