Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Una atracción turística que casi nadie conoce

En avenida Cabrera está la barranca donde habita una colonia de loros única en su tipo y que motiva la visita de estudiosos de diferentes partes del mundo.
En más de una ocasión, con visitantes extranjeros, se realizaron recorridas y charlas. El 80% de los bahienses no está en conocimiento de su valor.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

Pese a ser una riqueza inédita para un centro urbano, estar a pocas cuadras de la Plaza Rivadavia y motivar a estudiosos del mundo a interesarse por el sitio, el 80% de los bahienses desconoce la existencia de la barranca donde habitan unos 300 loros barranqueros que cada día generan un espectáculo de color y sonido.

Ese porcentaje surge de un trabajo de la licenciada en Turismo Fabiana Fiore, el cual desarrolla una propuesta para construir instalaciones que permitan el avistamiento de la colonia al tiempo de generar un punto de atracción turística.

En 2013 un derrumbe menor registrado en este sitio ubicado en la avenida Cabrera al 2000 llevó al municipio a considerar la posibilidad de establecer un pared con bloques de piedra y tejido (gaviones) que, si bien terminaba con ese riesgo, también ponía punto final a la existencia de esta colonia.

La propuesta generó la reacción de conservacionistas y un proyecto de ordenanza de la concejal radical Aloma Sartor, tendiente a preservar esa colonia única por su carácter urbano, ejemplo de convivencia de la sociedad con la naturaleza.

Sartor planteó constituir un área de avistamiento y explicación, mediante el desarrollo de programas educativos y de concientización ambiental, a partir de la convocatoria de especialistas del Departamento de Biología de la UNS. Desde entonces, la propuesta duerme en algún cajón del Ejecutivo.

Una idea, un lugar

Fiore sugiere, a partir de un estudio integral, la construcción de un centro de observación recreativo y educativo frente a la barranca. Se trata de una construcción de dos pisos, en el superior de los cuales se ubicaría una sala con un gran ventanal, de modo de, a partir del uso de largavistas, observar el espectáculo. En la planta baja propone el funcionamiento de un centro interpretativo que permita reconocer el valor del sitio, componente clave para su protección y conservación, así como "esencial para fomentar su evaluación y concientización".

Desde el punto de vista turístico sería parte del aviturismo, que refiere la posibilidad de observar aves autóctonas en su hábitat natural.

Estos loros --que viven hasta 30 años-- presentan un espectáculo adicional a partir de su plumaje verde oliva, con plumas rojo-naranjas en la parte central de su abdomen y amarillas en la parte baja del mismo.

Un detalle curioso: esta barranca no existe desde siempre, sino que se consolidó en los '90, a partir de la prolongación de Sarmiento. Según una encuesta realizada por Fiore en el lugar, el 83% de los paseantes jamás escuchó hablar de la colonia y un porcentaje similar nunca prestó atención a su existencia.