Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El riesgo y el alto costo de fomentar nuevas usinas nucleares en el país

En un minucioso informe, la Asociación Ambientalista del Sur disiente en forma categórica con las gestiones -que ya estarían adelantadas-, entre la Argentina y Rusia, para construir varias centrales en nuestro territorio.

La Asociación Ambientalista del Sur emitió su profundo desacuerdo con las gestiones del Gobierno nacional para licitar la construcción de varias usinas nucleares. Se trata de negociaciones realizadas con Rusia, país que estaría interesado en erigir al menos una -de cuatro- en base a uranio enriquecido por U$S 5.000 millones.

La empresa rusa Rosaton ofreció, además, la financiación y transferencia de tecnología necesaria. De hecho, ya se habrían hechos contactos con la Universidad de Buenos Aires a tales efectos. Rosaton es un conglomerado empresario nacido de la fusión de todos los organismos rusos dedicados a la energía nuclear.

Desde la entidad ambientalista, comandada por el licenciado Leoncio Montesarchio, preguntan: ¿es razonable incorporar proyectos para utilizar energía nuclear en un país que, como el nuestro, dispone de un amplísimo y promisorio menú energético que además de ser mucho más económico tiene una riesgosidad sustancialmente menor que las fuentes nucleares? Se puede entender que países no dotados por la naturaleza de otras fuentes de energía deban recurrir a esta tecnología como único recurso para satisfacer sus requerimientos energéticos. En tal sentido se puede citar a Francia, donde esta fuente provee el 80% de la demanda eléctrica, pero que simultáneamente le genera un enorme déficit económico. Por el contrario, Alemania ha resuelto sustituir parcialmente al petróleo, al carbón y al gas y totalmente a la atómica por fuentes renovables. Así lo dispone la Ley de Energía Renovables establecida en el año 2000 cuyos aspectos más relevantes son: 1) En 2022 deberán cesar de funcionar todas las centrales atómicas del país. 2) Las energías renovables más económicas son la eólica y la solar. Gracias a adelantos tecnológicos en Alemania el costo por kilovatio-hora ha disminuido al punto tal que se equiparan a las carboeléctricas y gasíferas de la más alta tecnología y bastante menor a la generación de las centrales atómicas.

¿En qué se basan?

Uno de los principales argumentos que esgrimen los partidarios de la energía nuclear aplicada a la generación de electricidad consiste en sostener que en su combustión no genera gases de efecto invernadero (GEI) lo cual es cierto si solo se consideran las emisiones directas de este tipo de central. En realidad durante el procesamiento del combustible nuclear se emiten cantidades moderadas de dióxido de carbono (CO2) equivalentes a un tercio del emitido por centrales alimentadas con gas natural y a un sexto de las usinas a carbón.

Fuera del CO2 las centrales nucleares no emiten otros contaminantes tanto del grupo GEI como de otras características como sí los emiten en gran medida las centrales carboeléctricas principalmente y en menor medida las que utilizan fueloil, gasoil y gas natural, en orden decreciente. Esta característica ha revalorizado a las centrales nucleares en el sentido que no contribuyen al cambio climático originado por el efecto invernadero.

Otro componente favorable reside en la enorme concentración de energía contenida en una masa muy reducida.

Un gramo de Uranio-235 puede generar tanta energía como la contenida en 2.000 kilogramos de carbón fósil. En consecuencia, la relación energética resulta de 1: 2.000.000. Tal relación remite a que la cantidad de residuos de una central nuclear de 1.000 Mw solo alcanza a unas 2 toneladas anuales contra 4 mil de una central equivalente alimentada con carbón fósil.