Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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La posible venta de doce hectáreas de la universidad y una reacción inesperada

Recurriendo a duros conceptos y calificativos, el flamante rector de la Universidad Nacional del Sur, Ricardo Sabbatini, hizo público un comunicado de prensa desmintiendo la publicación realizada por este diario en su edición de ayer, en la cual se daba cuenta del interés de esa casa de estudios de “volver a discutir” la posible venta de doce hectáreas de tierra de su propiedad, ubicadas en inmediaciones de la Escuela de Agricultura y Ganadería, sobre la calle Pilmaiquén.

En su escrito, Sabbatini aseguró que se trata de una información “absolutamente infundada”, que “desinforma a la comunidad bahiense en un tema tan sensible”, y afirmó desconocer “en qué se sustentó” el autor del escrito al hacer esa aseveración.

Cabe señalar que los conceptos incluidos en la nota fueron manifestados por el propio rector al autor de la misma, el pasado 23 de febrero, a poco de finalizar la conferencia de prensa en la cual presentó su gabinete para conducir la UNS durante el ejercicio 2015/19.

Al ser consultado de manera puntual sobre la situación de las tierras, Sabbatini refirió que es algo “que se deberá volver a discutir”, por tratarse de terrenos que han quedado en un sitio donde la ciudad crece día a día.

Con esa visión ratificó su voluntad de retomar el tema, sin que esto sugiera –nada menciona la nota al respecto- que esa cuestión sea “relevante” para su gestión. Se informó que está "en agenda", aunque esa mención no alude necesariamente a un caso "prioritario".

La venta de las tierras fue aprobada por el Consejo Superior de la UNS en 2008, pero debido a la polémica que despertó, la misma fue postergada por el rectorado para un momento “más propicio”.

De hecho, el comunicado de Sabbatini menciona que la operación se hará “solo si existe un amplio consenso entre la comunidad universitaria”, lo cual da cuenta de una continuidad en la postura final de la anterior administración.

Lo novedoso, en todo caso, es que la universidad asume que ya no necesita el dinero que generaría esa enajenación para desarrollar obras en el campus -manifestado siempre como principal argumento-, al explicar que obtuvo “la debida financiación nacional y recursos del propio presupuesto”, alternativa que era la requerida por quienes se oponían a esa acción.