Dos motochorros armados robaron la recaudación de una carnicería

Redacción de La Nueva.

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Dos delincuentes que se desplazaban en una moto, asaltaron ayer, alrededor de las 19, la sucursal de la cadena de carnicerías Los Cuñados, en Rincón 3665, cuando al frente del comercio se encontraban dos empleados.

“¿Qué puedo contar? Todos los días pasa lo mismo... Hace tres meses ocurrió algo parecido y se llevaron tres mil pesos. Vinieron en moto, apuntaron con arma... Ahora también fueron dos que andaban en una (moto azul) de 110cc; el más alto tenía colocado un casco y el otro, un gorrito de coya”, dijo Carlos Oscar Waiman, quien hace quince días que trabaja en ese local, aunque ya lleva once años en la empresa, y quien hace un tiempo pasó por dos situaciones similares, una de ellas en el negocio situado en Don Bosco al 1700.

Junto al hombre se hallaba Rocío Farina (23 años), quien describió a los malhechores como “jóvenes; uno debía tener veintidós o veintitrés años y el otro pisando los treinta. Eran altos, porque el más bajo medía alrededor de 1,80 metros”.

Al momento de ingresar los motochorros Waimann estaba en la parte posterior del local. “Salí con la chaira porque pensé que era un cliente. Y ahí uno de ellos me dice 'quedate quieto, quedate quieto porque si no te limpiamos', y a ella la encañonaron”, relató.

Aseguró que los malvivientes actuaron con absoluta serenidad y “se llevaron todo, hasta el cambio, pero no tenemos ni idea cuánto era y no lo sabremos hasta que hagamos la caja”.

“El que entró primero vino hacia donde estaba yo, se apoyó en el mostrador y me mostró el arma. Ahí me pidió el dinero (que estaba dentro de una caja de cartón) y cuando se lo di, quería más. Incluso se llevó las monedas que había dentro de un vasito, aunque me parece que ahí había más plata que en la caja”, expresó Rocío.

Indicaron que la policía llegó al lugar “menos de cinco minutos” después de cometido el hecho, y a pesar del dispositivo puesto en marcha inmediatamente, los uniformados no pudieron dar con los ladrones.

Mientras los sujetos perpetraban el robo, por el sector “había gente caminando”, contó Rocío.

“Todo fue muy rápido y ellos estaban tranquilos. 'Callate, no digas nada y dame la plata', dijeron”, amplió la chica, quien hace tres años que trabaja para la cadena de carnicerías Los Cuñados.

“Dentro de todo, la sacamos barata, porque se pudieron haber puestos nerviosos cuando yo salí con la chaira, ya que podrían haber pensado que la traía por algo”, consideró por su parte Waiman.

El hombre recordó que en otra ocasión, “con mi mujer fuimos a hacer un mandado a un almacén grande, a la vuelta de mi casa (en el barrio San Martín) y (los asaltantes que actuaron en ese momento) nos hicieron tirar al piso. Esa vez le pidieron la llave al dueño para cerrar el local, pero no pudieron hacerlo. De haberlo logrado hubieran hecho estragos. Para colmo, nosotros habíamos cobrado y en ese momento teníamos más de dos mil pesos. Se hubieran llevado eso y los celulares”.