Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Profertil se apresta a poner en marcha una gran inversión

Demandó 158 millones de dólares a lo largo de casi 2 años, el 50% correspondió a la compra de equipos. En el momento de mayor crisis laboral en la ciudad creó 1.400 puestos de trabajo.

Por Rodolfo Angeletti / rangeletti@lanueva.com

Apostar en un momento de incertidumbre económica a la expansión de un proceso productivo, no es un ejemplo común en los tiempos que corren, aunque mucho tenga esto que ver con las expectativas de largo plazo.

En este contexto debe inscribirse el proyecto de ahorro energético desarrollado por la local Profertil, con una inversión de 158 millones de dólares -1.420 millones de pesos-, que entrará en funcionamiento en enero.

El desafío de producir un 21% más de amoníaco y un 11% más de urea granulada, consumiendo casi un 6% menos de agua y ahorrando un 24% de energía, ya está siendo testeado. La resultante equivaldrá a una ganancia en eficiencia del 9,8% en la relación gas consumido por tonelada de urea producida.

“La eficiencia energética se consiguió sustituyendo algunos equipos por otros de mejor performance como, por ejemplo, una turbina de gas que impulsa un compresor y este a un generador, que con el gas alimenta una caldera que produce vapor”, explicó ayer a grandes rasgos el gerente de Operaciones de la empresa Licenciado César Tommasi.

Las modificaciones mejoraron la eficiencia del proceso de producción, redujeron el consumo de agua y aumentaron el de generación eléctrica en unos 9 Megawat.

Para este último objetivo se hicieron distintas intervenciones en la planta, entre ellas la incorporación de nuevas bombas e intercambiadores de calor.

“El desafío más importante estuvo en alcanzar el incremento de la capacidad de trabajo de los compresores, lo que se logró enfriando las corrientes de gases que reciben y deshidratándolas”, explicó Tommasi.

Esto, si bien no modificó los rendimientos, mejoró la eficiencia de la cadena de producción. El proceso se completó con una adaptación de tuberías y bombas a los nuevos rangos de producción.El resultado final serán unas 320 toneladas adicionales de urea diarias.

El proyecto reconoce en sus orígenes la necesidad de hacer más eficiente el proceso de producción bajando sus costos, pero además viene a poner a prueba la capacidad profesional argentina, y más precisamente local, para morigerar el principal factor de riesgo industrial que presentan este tipo de plantas de producción continua: los altibajos en el suministro de su principal insumo, el gas metano.

Tommasi, más humilde, aclaró: “nada es absoluta mente local, pero nace de los profesionales de Profertil cambiando impresiones con cada uno de los especialistas mundiales por rama de producción”.

La exitosa experiencia local también se incorporaría a los protocolos en la materia y podría ser aprovechada por otras plantas en similares condiciones de abastecimiento de materia prima, dijeron sus protagonistas.

Mala palabra

El estrés térmico al que son sometidos equipos de estas características a raíz de los cortes obligados en el suministro de gas, han obligado a los técnicos de Profertil a hacer ajustes en las estrategias de control con el objetivo de mantener el nivel de confiabilidad propio del diseño.

“Después de 14 años de operación podemos asegurar que el nivel de confiabilidad de esta planta es bueno, dice Tommasi, pero aclara que “la vida útil de los equipos se mide en ciclos (de producción) y esto tiene relación directa con la regularidad en el suministro de gas”.

La planta sufrió 19 interrupciones en 2007 y 15 en 2008, pero la situación comenzó a estabilizarse en los últimos años, tras la decisión oficial de mantener una “ventana” para la suspensión del suministro, en lugar de un comportamiento errático.

“En la actualidad tenemos un patrón de operaciones, un ciclo de mantenimiento distinto al inicial y los nuevos equipos ya están ajustados a esos parámetros”, explicó el profesional.

El diseño de la planta se concibió sobre la base del metano como insumo, pero las alteraciones que atravesó la matriz energética nacional, incluso con la irrupción de los sistemas de regasificación obligaron a trabajar con una mezcla de hasta un 9% de etano-propano en su composición.

“Estos procesos –precisó Tommasi-- cuando incorporan gases con moléculas más pesadas aceleran la carbonización en la superficie de los catalizadores y reducen la eficiencia de la producción”.

“Creo que no hay que perder de vista el momento económico en que los accionistas de la empresa tomaron la decisión de hacer una inversión tan importante. Quizás otra firma privada decidió preservarse, y no por ello merece una recriminación”, sostuvo Marcelo Bertolino, gerente de Relaciones Institucionales de Profertil.

El proyecto demandó 20 meses de obra y creó 1.400 nuevos empleos, durante los que se movilizaron 1.200 toneladas de cañerías y estructuras. La demanda de mano de obra vino a suplir la profunda crisis que produjo en el mercado laboral el abandono de Vale de su proyecto en Ingeniero White.