Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Los que eligieron radicarse en la localidad

Historias de personas que no nacieron en el pueblo pero decidieron afincarse debido a la calidez de su gente.
Daniel y Noemí, pampeanos, pero cerrenses por adopción.

Cerri prospera no solo por el aporte de sus nativos. Empresarios y comerciantes de la zona confiaron en su potencialidad y apostaron a su desarrollo. Y la comunidad supo responder brindándoles su respaldo. A modo de ejemplo, y presentándolos en orden a su antigüedad en la localidad se mencionará a una reconocida farmacia, a una industria láctea y a la recuperada y única estación de servicio.

"Hace más de 25 años que estamos en Cerri. Llegamos a alquilar un local y una casa vecina el 19 de agosto de 1991", cuenta Noemí Kloberdanz, nativa de la Colonia Santa Teresa, en La Pampa, que estudió farmacia en San Luis. Con su esposo Daniel Ovseika, de Jacinto Aráuz, llegaron con muchas expectativas, después de haber trabajado, entre otros lugares, en Villa Manzano, Neuquén.

A pesar de haber arribado en uno de los peores momentos económicos para el pueblo, su simpatía y don de gentes hicieron que la gente los eligiera. Ellos supieron responder, nunca dejaron sin remedios a un jubilado y la falta de dinero no fue un obstáculo para que algún cliente obtuviera una medicación indispensable.

"Confiamos en nuestra gente y, siempre, superada la dificultad, se acercan a cumplir con nosotros", dice Daniel, que colabora activamente con numerosas instituciones de la localidad.

Aquí nacieron sus hijos, Iván de 23 años y Axel de 16, y ellos reconocen que ya son del pueblo, donde pudieron levantar una linda vivienda y un local propio.

"¿Un mensaje para nuestros vecinos? Que sean optimistas y sigan para adelante, aún queda mucho por hacer en Cerri", expresó Daniel.

Con las botas puestas y en medio de una jornada de trabajo recibe a "La Nueva." Enrique de Dominicis, quien junto con sus socios Jorge Giampaoli y Aldo Mazza establecieron hace 21 años una industria láctea que lleva el nombre del pueblo a muchos lugares del país.

Nativo de Bahía Blanca, relata: "Viví y me especialicé durante ocho años en Italia y cuando decidimos arrancar con esta aventura el lugar nos pareció ideal por su ubicación estratégica, separado de la localidad para que no molestemos a nadie pero no tan lejos como para que nuestros empleados no puedan llegar en bicicleta, a pesar de que cuando llegamos ni calle de acceso había".

El pequeño emprendimiento, casi artesanal, fue creciendo. Hoy ocupan a 15 empleados, casi todos de Cerri, y procesan 30.000 litros de leche por día procedentes de 20 tambos en un radio de 300 kilómetros.

Para trasladar la leche tienen tres camiones con acoplados y fabrican todo tipo de quesos que se distribuyen en la Capital Federal, sur de la provincia de Buenos Aires y la Patagonia. "El pueblo siempre nos apoyó, así como la sucursal local de una entidad crediticia cooperativa, por lo que tratamos de responder llevando el nombre de la localidad en un buen producto", dice Enrique.

El último en llegar, procedente de Rivera, es Augusto Lapacó, quien se impuso reahabilitar luego de más de dos años de cerrada a la única estación de servicio de la localidad, donde reside desde el 1 de julio del año pasado.

"Elegí venir porque me pareció que hacía falta, no podía ser que la gente de una localidad tan populosa tuviera que trasladarse a la ruta para conseguir combustible. Había una oportunidad y me animé ", señala este joven de 37 años.

"De a poco la gente está volviendo, claro que en este rubro el negocio está en el volumen y en el campo, por lo que he incorporado un camión con surtidor para hacer envíos a la zona", cuenta.

En la estación trabajan seis empleados de Cerri y piensa en incorporar a un séptimo. "La gente es muy buena y respetuosa, me brindaron una excelente acogida", concluye.