Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

Propuestas y sugerencias para un centro en decadencia

Con actores que desde distintos sectores e impulsados por intereses muchas veces contrapuestos la van modelando, para bien o para mal de sus habitantes.
La ciudad crece de manera exponencial y necesita redefinir sectores neurálgicos.

Mario Minervino

mminervino@lanueva.com

Pocas cosas tan complejas en el mundo como las ciudades. Construcciones artificiales que concentran a miles de personas que desarrollan en ellas sus actividades, caminan sus calles y se ven afectados por la calidad de sus espacios, modos y ritmos. Ciudades en constante evolución y cambio.

Con actores que desde distintos sectores e impulsados por intereses muchas veces contrapuestos la van modelando, para bien o para mal de sus habitantes.

Bahía Blanca es una ciudad joven, extremadamente joven. Sus 189 años son nada en comparación con las milenarias ciudades europeas o los varios siglos de muchas urbes americanas. Sin embargo su desarrollo urbano ha sido tan significativo que los 350 mil habitantes que cobija la convierten en una de las más pobladas del país.

Como toda ciudad organizada según el criterio de la Ley de Indias (en manzanas), ha contado desde su conformación de un espacio de marcada centralidad, concentrado en las cuadras aledañas a su plaza principal, donde históricamente se han concentrado las entidades de carácter público, bancos, tiendas, comercios, cines, librerías.

Se trata de un microcentro de particulares características que se ha visto desbordado por el crecimiento del parque automotor, cuyas veredas han quedado angostas para atender el paso peatonal y cuya estética edilicia se ha descuidado por completo.

En 20 días el municipio presentará ante el Banco Internacional de Desarrollo (BID) la primera etapa de su proyecto de intervención en el microcentro, buscando la financiación necesaria para ejecutar las obras.

Constanza Rivas Godio, a cargo de la secretaría de Gestión y Coordinación del municipio, explicó a La Nueva. que se plantea completar la semipeatonalización de O'Higgins --entre Saavedra y Dorrego-- e intervenir en el eje Belgrano-Donado. También el rediseño de la plaza Lavalle y la peatonalización de la zona del mercado municipal.

Esa propuesta coincide con el proyecto que impulsa la Corporación del Comercio, la Industria y Servicios (CCIyS). El gerente de la entidad, Juan Carlos Starobinsky, mencionó su apoyo a ese plan, a partir de la idea de generar en ese área "un centro comercial a cielo abierto", con la posterior figura de un gerenciamiento de manera de atraer a la gente a partir de diversas propuestas.

Asegurar que el centro de es muy poco atractivo puede dar lugar a una interesante discusión. A su maltratada arquitectura --afectada su estética con colores variados, cartelería excesiva, falta de mantenimiento, escalas desmedidas, vacíos--, se suma la carencia de un espacio público de calidad que convoque a su uso.

Las ciudades más atractivas del planeta se distinguen por disponer de espacios visibles, llenos de actividad y vida. Calles que alientan la recreación y el encuentro. Muy poco de eso se advierte en nuestra ciudad. En un coloquio reciente realizado en Londres se señaló que “La mercadería más importante que se intercambia en una ciudad es la conversación, la información cara a cara, la murmuración".

El urbanismo, en ese sentido, debiera garantizar "que en cada manzana las plantas bajas sean lugares de encuentro, comercios y, sobre todo, cafés, el equipamiento más importante.”

A continuación se presentan las opiniones de varios profesionales locales sobre el sector y sobre qué intervenciones permitirían recuperar esa calidad urbana y reconvertirlo en un espacio relevante desde lo humano y estético.

Acciones interligadas con la periferia

La arquitecta Rosana Vecchi, docente de la UNS y de la UTN, de vasta experiencia en planificación urbana, reconoce la importancia y necesidad de "revitalizar el centro" bahiense, aunque sin descuidar la trascendencia de "generar también otras centralidades, en la periferia", mediante "acciones interligadas".

"Potenciar el microcentro puede generar plusvalías que se apliquen para crear otras centralidades, por caso en Villa Rosas y Noroeste", dijo.

Vecchi menciona al Estado municipal como el responsable de instrumentar ese tipo de políticas, en las cuales, señaló, "no sirve maquillar una zona sana y no intervenir en el tejido enfermo", porque, de hacerlo, "la ciudad termina muriendo".

Acerca de la peatonalización de algunas arterias, alertó que se trata de una acción que exige analizar cómo afecta al tránsito, qué se hace con las paradas de los ómnibus, cómo impacta en el comercio.

"Necesita un consenso para que haya una distribución equilibrada. En lo personal, por ejemplo, creo que incluso hacer ciclovías exige un estudio más amplio. Cuando desagregas un subsistema sin considerar el impacto global se suelen generar cuestiones indeseadas", mencionó.

Para mejorar el microcentro Vecchi sugiere generar más áreas verdes y absorbentes --incluso verticales, en medianeras-- para disminuir las elevadas temperaturas. También reglamentar el uso de la cartelería comercial a partir de un diseño racional y estético.

"Hay un exceso de cartelería, se tapan entre ellas y provocan una contaminación visual que produce un paseo de muy baja calidad".

También resalta la importancia de cuidar el patrimonio arquitectónico y evitar intervenciones inadecuadas.

"No se puede, por caso, pintar los edificios de cualquier color. Eso no se permite en ciudades que funcionan: hay gamas de colores apropiados. Hay que eliminar el caos actual".

Destacó además la importancia de disponer de mobiliario urbano de calidad --bancos, cestos, luminarias, paradas de ómnibus, tótems para publicidad-- así como una uniformidad en las veredas.

Necesidad de una mirada a largo plazo

El arquitecto José Luis Fernández, jefe de Trabajos Prácticos de la materia Taller de Arquitectura I de la UNS, señala, "intentando una mirada a largo plazo", la necesidad de intervenir en dos aspectos principales, ambos fundados en una mejora ambiental: el transporte público y el arbolado.

"Es necesario que se considere más la utilización del transporte público y reducir el particular. No es un cambio sencillo, pero debe abordarse a la brevedad, considerando que en otros países se ha concretado con éxito".

Entiende que la implementación de las ciclovías es "más que coherente" y sugiere que cada nuevo espacio de trabajo y producción que se genere incluya el estacionamiento vehicular. "Esto provocaría la descompresión de las calles más densificadas".

Respecto del arbolado, opinó que es una medida que mejoraría la calidad visual, del aire, ayudaría a la regulación de temperaturas y al ordenamiento de las áreas destinadas al peatón.

"Recuerdo una frase de Spiro Kostof: la mejor arquitectura pública aspira a ser un lugar para el ritual que haga de cada usuario, por un instante, una persona más grande de lo que es en su vida diaria, llenándola de orgullo por ser de este lugar."

Fortalecer al que camina

Horacio Miglierina lleva años trabajando y pensando la ciudad. Luego de desempeñarse en el área de planeamiento del municipio hoy colabora, junto a un grupo de profesionales, en la propuesta que se elevará al BID para poner en valor el microcentro bahiense.

"Las prioridades que consideramos son las de generar más lugar para el peatón y revitalizar la plaza Lavalle. Para eso se plantea completar el proyecto de O'Higgins-Alsina, entre Saavedra y Dorrego, y una intervención similar en Belgrano-Donado", detalla. Explica además que las plazas deben ser sitios "de más transparencia y permanencia, amplios, despojados y más seguros".

El objetivo de estas intervenciones es "fortalecer al que camina, darle mayor confort urbano, creando espacios generosos para su desplazamiento y permanencia en el centro", indica.

En esa búsqueda plantea un reordenamiento de los recorridos del transporte público, mejorar la estética de los comercios e instrumentar "ajustes sobre los impactos contaminantes" de la carteleria y respetar los edificios patrimoniales", indicó.

Un sector con baja calidad urbana

Jorge Llambrich, presidente del Colegio de Arquitectos, imagina la posibilidad de contar con "un centro de jerarquía", que modifique "su actual condición de baja calidad urbana" y pueda revertir la actual relación entre el automóvil y el peatón, "con áreas de libre circulación y lugares de encuentro que permitan la interrelación ciudadana".

La condición esencial, menciona, es que el peatón sea el principal referente, con corredores para el transporte publico periféricos. Coincide en la necesidad de combatir la contaminación visual, la cartelería, donde prevalezca lo construido y resalte el valor del patrimonio.

"Donde lo estético conviva con la condición histórica del centro, donde el árbol y la jardinería definan un paisaje propio y acorde a la calidad de los espacios que los sostienen".

Si bien destaca la importancia simbólica de la plaza Rivadavia, no considera que su rediseño mejore el funcionamiento del centro. "A la inversa, debería ser el área céntrica quien se desarrolle para que la plaza sea parte importante, condición que debería consolidarse con los edificios más simbólicos", menciona.

Por último sugiere que el centro debe sostener su condición de intercambio. "El comercio es la actividad principal y su interrelación con entidades intermedias (oficinas, bancos, etc.) garantiza su vida propia. Todos los usos son necesarios", indica.

“Se requiere un fuerte rol del Estado municipal como generador de políticas que garanticen los cambios para recuperar la identidad perdida y la baja calidad de este sector".

José María Zingoni, arquitecto y autor del Plan Estratégico desarrollado durante la administración de Jaime Linares, mencionó que en ciudades como la nuestra, "de importante tamaño y fuerte expansión", el centro es siempre "un área compleja".

"Es tan importante asegurar su calidad como su vitalidad y para ello es esencial preguntarnos ¿de quién es el centro? Desde ya, tiene que ser un lugar de encuentro, donde nos reconocemos como parte de una ciudad. Pero también es de los residentes, de las actividades institucionales y comerciales. Asegurar eso implica un delicado equilibrio", explica.

De allí la importancia que le asigna al espacio público. "En la calle, la plaza, el parque, siempre debe privilegiarse el espacio común por sobre el privado, el lugar de encuentro por sobre el comercial, el tránsito de vehículos comunes –micros- por sobre el auto, la no contaminación por el uso que perjudica al otro", apunta.

Mencionó que cada decisión requiere un cuidadoso estudio, atento a que "una medida puede impactar sobre otras".

Por ejemplo, la expansión incrementa los viajes al centro y la congestión. Pero prohibir el estacionamiento no soluciona el tema, sino que impacta –entre otras cosas- en la creación de más lugares privados para estacionar, los que en muchos casos destruyen el perfil urbano y nuestro patrimonio", concluye.

Ricardo Kloster, titular del Colegio de Ingenieros, enumera algunas acciones que podrían mejorar el funcionamiento del centro. Entre ellas "establecer una línea de transporte de pasajeros que recorra la ciudad en forma circular, sin pasar por el microcentro. Que se pueda ir de un punto a otro, utilizando varias líneas del transporte en un tiempo determinado, al mismo costo".

Sugiere además que se eduque a los peatones en las reglas de tránsito y recuperar (a través de inversiones público-privadas) edificios patrimoniales, "de modo de ponerlos en juego para la ciudad, con distintos usos".

Kloster critica en cambio el diseño de las ciclovías, alentando a que primero debería fomentarse el uso de las bicicletas. "Una forma podría ser a través de unidades de libre uso, a un costo accesible, con GPS y bicicleteros en distintos lugares". Finalmente sugiere la construcción de baños públicos, fomentar el funcionamiento de la galerías y el conocimiento del centro mediante circuitos guiados para estudiantes, jubilados y turistas.