Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Natty Petrosino: “Pasaron gobiernos de todo tipo y la pobreza sigue”

A sus casi 80 años, sigue desplegando toda su energía para los más necesitados. “Nunca dejarán de existir los pobres: es kármico”, sostuvo, recién llegada de la selva formoseña.
Natty Petrosino asegura que la comunidad de Bahía Blanca siempre responde a las campañas de ayuda, desde lo material y lo espiritual.

Cecilia Corradetti

ccorradetti@lanueva.com

Corrió mucha agua debajo del puente desde que Natty Petrosino decidió abandonar su carrera y el bienestar que la rodeaba en los años 60.

Feliz, radiante y con la humildad de los grandes. Así luce hoy esta mujer de belleza intacta, que con casi 80 años aún maneja su camioneta 6 mil kilómetros hacia la selva formoseña para llevar, más allá de alimentos y ropa, trabajo, servicio, amor.

Tanto camino recorrido no la distanció de sus pagos. Nacida en Villa Iris y criada en nuestra ciudad, asegura que "Cristo nunca me permitió separarme de Bahía Blanca".

Años atrás, cuando tenía el Hogar Peregrino San Francisco de Asís, iba y regresaba casi de inmediato. Hoy, en cambio, el tiempo no corre y suele instalarse en los sectores más pobres de Formosa y Mendoza, tanto como le demande el “meter mano”, tal como ella lo define. Pero siempre vuelve.

--¿Meter mano significa seguir asistiendo partos, dando de comer?

--¡Claro! No me gusta delegar lo que puedo hacer yo misma. Y eso me da una felicidad difícil de explicar.

--¿Cómo se comporta la comunidad bahiense en cada campaña de ayuda?

--De manera increíble. La respuesta me sorprende siempre, no solo por todo lo material que recibimos, sino por el espíritu de alegría. En ese momento la gente comprende que participa de una obra de Dios y eso se nota.

--¿Y usted se sigue sorprendiendo?

--Sí. Es una felicidad que se renueva, siento lo mismo que el primer día, cuando el Señor me llamó hace muchos años. A veces, incluso, a cada pesebre lo observo más maravilloso que el anterior, con más gente... Mis seguidores me aclaran: “Natty, salió igual que el año pasado”.

--¿Y este año cómo fue la experiencia en Formosa?

--Inolvidable. Me acompañó Gabriela Arias Uriburu, una mujer admirable, a quien el dolor hizo muy fuerte. Ella plasmó la experiencia en el blog nattypetrosino.blogspot.com.ar. Recomiendo leer esos párrafos...

--¿La pobreza se percibe con más crudeza que antes?

--No dejé mi casa de Palihue, 50 años atrás, para trabajar en vano con los pobres. Cuando vi lo que sucedía, alguien de arriba me dijo que era hora de ayudar, de dar de comer, de recoger vagabundos y enfermos de la calle. Pasaron gobiernos de todo tipo, militares, democráticos, radicales, peronistas, y la pobreza sigue. En el mundo pasaron monarquías, comunismo, socialismo, federalismo, democracias. Y sigue.

--¿Seguirán entonces la pobreza y la desigualdad?

--Sí, porque es kármico. Lo dicen los maestros de verdad, entre ellos Jesús. No se nos pide que solucionemos de fondo la situación o que todos seamos iguales. Por eso también dice que el último será el primero y el primero el último. Tal vez quien vive en la villa ha sido emperador y ha venido a pagarlo.

--¿El mundo se encuentra inmerso en un cambio?

--Sin dudas. Estamos en otra era, la digital, y debemos saber usar la tecnología. Las máquinas reemplazan al hombre, pero se puede dar trabajo desde otro lugar. Al mismo tiempo nos aferramos a que los chicos aprendan, pero ellos ya saben todo, tienen toda la información en sus manos. Hay que enseñarles a ser buenas personas.

--¿Cómo podemos ayudar a cambiar el mundo?

--Con amor y servicio. Nada nuevo. Hay gente que me dice que espera jubilarse para ayudar, pero no es así. La sonrisa y el amor que podemos dar todos los días no tiene precio. Es gratis y puede ayudar de manera impensada.