Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Onda roja: un mal del tránsito bahiense sin miras de arreglo

La avenida Cabrera es un ejemplo donde los semáforos complican la fluidez vehicular. Según especialistas, además, no previenen accidentes.
Desde la rotonda con Jorge Newbery hasta Fortaleza Protectora, circular por avenida Cabrera impone detenerse en los cuatro semáforos.

Mario Minervino

mminervino@lanueva.com

Si los conductores que van desde la zona Norte hacia el centro pudiesen evitar la avenida Cabrera lo haría sin dudar. Al menos los fines de semana o cualquier jornada al mediodía cuando hay congestión. O bien al caer la tarde.

Desde la rotonda de Jorge Newbery hasta el cruce con Fortaleza Protectora Argentina deben superar al menos cuatro semáforos que se encargan de estar en rojo, una y otra vez, de manera alternada, con tiempos de verde tan cortos que hay que esperar hasta cinco veces el cambio de color para lograr superarlos. No es el único lugar donde la semaforización genera complicaciones.

A contrapelo de su principal objetivo, los semáforos locales se han convertido en uno de los peores males de las calles. No evitan accidentes (los estudiosos aseguran que no cumplen con esa función) y quitan toda fluidez al tránsito. En definitiva, parecen un estorbo, una trampa, una molestia, un riesgo.

El médico Pedro Silberman, quien lidera un grupo de profesionales de la Universidad Nacional del Sur que estudia la situación vial de la ciudad, aseguró que por la pésima semaforización de las calles se está en la puerta de "un caos imposible de resolver".

Como ejemplos de grandes congestiones menciona a la avenida Alem en varios de sus tramos; a la calle Misiones entre Brown y Saavedra; o Almafuerte entre la avenida Colón y Moreno.

También, Corrientes y General Paz, junto a las vías; San Juan entre la avenida Alem y Panamá; y las avenidas Cabrera y 14 de Julio en muchos sectores.

Todos son puntos de conflicto originados en la mala sincronización de los semáforos, que serían los responsables, según la opinión de muchos, de generar una ciudad cada día más insoportable y estresante.

Sin planes

Lo más preocupante (o desalentador) es que el municipio no se ocupa de mejorar o modificar esta situación. La dirección de Tránsito y Transporte nada tiene que aportar al tema.

Tampoco el sector de Electricidad y Mecánica, encargado de colocar y mantener los aparatos. En otras palabras: nadie analiza la problemática, por eso no debe sorprender que los inconvenientes se mantengan por días, meses y años.

"De nada sirve intervenir en una esquina aislada. Se necesita un plan integral de readecuación, una modernización de las instalaciones", menciona el ingeniero Daniel Dotti, responsable de Electricidad y Mecánica.

Distintos estudiosos de las cuestiones viales consideran que existen alternativas superadoras a la semaforización a la hora de resolver un cruce conflictivo. El elemento por excelencia es la rotonda. La construida en Pilmaiquén y Cabrera es una clara muestra de cómo resolver, con una obra sencilla y de funcionamiento claro, un cruce de altísima complejidad.

Hace unos años se propuso esa alternativa para Alem y Córdoba, donde los cambios implementados a la fecha en los semáforos han generado resultados negativos.