Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Puerto Cuatreros, un verdadero paraíso para las aves playeras

El sector fue denominado sitio de interés por la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras. La presencia de ciertas especies indica el buen estado de salud de los ecosistemas. Elba Cufré / ecufre@lanueva.com
Fomentar el ecoturismo es uno de los objetivos de quienes defienden la salud del lugar.

En marzo del corriente año, el estuario de Bahía Blanca y, para los cerrenses, el querido Club de Pesca y Náutica General Daniel Cerri, se convirtieron en el octavo sitio de Argentina reconocido por la prestigiosa Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP).

Esta importante distinción internacional se debió en gran parte al trabajo tenaz desarrollado desde 1990 por el biólogo Pablo Petracci, quien logró contagiar su entusiasmo por el humedal y sus alados visitantes a los integrantes del Club de Pesca y Náutica y a AVDA (Asociación Vecinalista en Defensa del Ambiente) que tuviera un papel protagónico cuando se discutió tiempo atrás el tema del dragado.

“Este lugar es muy especial para estas aves, algunas vienen desde Canadá, de la zona del Artico y pueden volar hasta 11.000 kilómetros sin parar. En su migración al norte hacen sus paradas para alimentarse en las zonas de Tierra del Fuego, Bahía Blanca y distintos puntos de Brasil. Si se destruye este humedal, muy rico en alimentos para ellas, es como si a alguien que hubiese programado un viaje con paradas claves para cargar combustible en determinados lugares le desapareciera una estación de servicio, sencillamente no podría seguir”, sostiene Petracci.

Muchas de estas aves se encuentran actualmente en peligro de extinción, en parte debido a la pérdida de sus hábitats aunque también como consecuencia del cambio climático a nivel mundial.

En la querida marea, como los cerrenses han llamado desde siempre al fondo del estuario, pueden observarse alrededor de 190 especies de aves.

Algunas vienen del Artico, como el playero rojizo, uno de cuyos ejemplares, identificado como B 95, de 22 años, ya ha volado el equivalente a un viaje a la luna. También, la becasa de mar y el playero de rabadilla blanca.

Otras migran desde la región patagónica como el chorlito de doble collar, en tanto que algunas son residentes como el ostrero pardo, la gaviota cangrejera y los flamencos.

Según la entidad internacional antes mencionada, las aves playeras son un excelente indicador del buen estado de los ecosistemas que utilizan.

“El avistaje de aves y el ecoturismo son fuentes de trabajo genuinas, por eso es que estamos creando un lugar especial, dentro de nuestro club, para poder realizar estas actividades”, dice Eduardo Rosetto.

“Nosotros no estamos en contra del progreso, sino a favor del desarrollo sustentable”, afirma, por su parte, Raúl Martín.

“El estuario de Bahía Blanca comprende un sector de este partido, otro del distrito de Villarino y otro de Coronel Rosales. Para constituir la reserva se obtuvo el consenso de las tres jurisdicciones a nivel municipal, provincial y nacional, además del apoyo de entidades privadas como el Club de Pesca y Náutica de Cerri. Esto es muy importante para dejar de ser una zona costera que, a pesar de todo, siempre se dijo que vivió de espaldas al mar”, enfatizó el biólogo.

De acuerdo con las últimas disposiciones, Luciano Vissani, presidente del Club de Pesca y Náutica General Daniel Cerri, fue designado responsable de la preservación del área que involucra a la entidad.