Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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El tránsito en el microcentro de la ciudad necesita aires de cambio

Un estudio revela que crecen de manera preocupante las emisiones gaseosas contaminantes, en la medida que aumenta el parque automotor, hoy compuesto por unas 150 mil unidades. Piden reflotar un proyecto de 2011.
El tránsito en el microcentro de la ciudad necesita aires de cambio. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca

Por Juan Pablo Gorbal / jgorbal@lanueva.com

Las emisiones gaseosas de los vehículos de mediano y gran porte, especialmente en el microcentro de la ciudad, generan una “nube” de unos 40 mil kilos de contaminantes cada año.

La situación es “grave y preocupante”, según el ambientalista Leoncio Alberto Montesarchio, quien reclama decisiones políticas para afrontar una problemática que deja en posición vulnerable nada menos que a la salud de la población.

Esa conclusión corresponde a un estudio progresivo del Comité Técnico Ejecutivo (CTE), que publicó recientemente la revista Causa Ambiental, perteneciente a la Asociación Ambientalista del Sur, dirigida por Montesarchio.

“El último estudio profundo tuvo lugar en 2013 pero hoy la tendencia se mantiene y, de hecho se ha incrementado”, afirmó el licenciado en Geología, consultado por “La Nueva.”.

El parque automotor -sin contar las motos- se duplicó en poco más de una década. Hoy existen unos 150 mil rodados que mandan al aire monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, dióxido de azufre, material particulado e hidrocarburos.

La línea asciende con relativa proporcionalidad: en 2003, de 71.890 vehículos emanaban 22 mil toneladas de contaminantes; en 2007, con 87.545 unidades, 29 mil toneladas y en 2013, 130.123/39 mil.

“Hay que tener en cuenta que crece la cantidad de vehículos, pero que tienen motores de mayor tecnología. Si tuviéramos 150 mil Ford Falcon del año '70, estaríamos mucho peor”, comparó Montesarchio.

Todas las fuentes móviles generan emisiones, pero los transportes aéreos, ferroviarios y marítimos alcanzan apenas el 10%. El 90% restante es del transporte automotor.

“Nadie se va a caer muerto con esta situación, lo que ocurre es que todas estas cosas inciden para que se deteriore la salud y aparezcan después cuestiones enmascaradas, como si fueran otra enfermedad o de agravamiento de cuadros, casi siempre de las vías aéreas”, sostuvo el vocero.

Efectos colaterales

En poblaciones de tránsito intenso, los choferes de colectivos y taxis son sometidos a estudios periódicos, porque generalmente presentan altos tenores de monóxido de carbono en sangre y ese diagnóstico puede hacer más lentos los reflejos, teniendo en cuenta lo que significa esa conclusión para un trabajador del volante.

En el caso de los rodados nafteros, después del monóxido de carbono la principal emisión es de hidrocarburos, que tienen un factor de efecto muy elevado.

“Esto compara el riesgo de un contaminante, con respecto a otro. El monóxido de carbono, que mata tanta gente, demanda mucha cantidad para que cause efecto, y más en lugares cerrados, como domicilios. Los hidrocarburos son mucho más contaminantes, porque tienen componentes cancerígenos y moléculas pesadas, que parten casi del suelo del caño de escape.