Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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En Bahía, hay un 125% más de perros de lo que recomienda la OMS

Son 2,25 cada 10 habitantes, cuando debería haber 1 cada 10. Esto genera preocupación desde el punto de vista de la salud pública y del bienestar animal.
Más allá del cariño y la ternura que nos prodigan a diario, los perros deben ser objeto de una tenencia responsable por parte de sus dueños.

Por Adrián Luciani / aluciani@lanueva.com

Más allá de sus indiscutidas bondades y del respeto y amor que se merecen, los perros no solo pueden convertirse en el mejor amigo del hombre sino también en un factor de riesgo para la salud humana. Por polémica que parezca, esta apreciacion tiene sobrados fundamentos científicos y se encuentra avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Existe una gran cantidad de agentes infecciosos transmisibles entre el perro y el hombre, por caso algunos enteroparásitos.

Nuestra ciudad tiene una población oficial de 301.531 habitantes distribuidos en 126.639 hogares y existen 83 centros de atención veterinaria (1 cada 1.526 hogares) y aproximadamente 68.000 perros (18.000 sin dueño y 50.000 con dueño). Según un trabajo de los investigadores Sixto Costamagna, Anastasia Leiboff y Luciano La Sala, la relación es de 2,25 perros cada 10 habitantes.

"De acuerdo con la OMS, la población canina de esta ciudad se encontraría 1,25 veces (125%) por encima del límite máximo recomendado (1 perro cada 10 habitantes), lo cual genera preocupación desde el punto de vista de la salud pública y bienestar animal", señalaron.

En su investigación, que llevó por nombre "Parásitos zoonóticos en heces caninas en la ciudad de Bahía Blanca", se realizó un estudio observacional de tipo transversal en la población canina de Bahía Blanca durante el año 2012.

Se colectaron 475 muestras de materia fecal en la vía pública en cinco barrios, los cuales fueron fueron seleccionados de acuerdo con diferentes índices de calidad de vida (ICV) y se realizó un censo de centros de atención veterinaria de pequeños animales.

Se obtuvo que la prevalencia general de infección fue del 38,3% mientras que las prevalencias específicas fueron de 21,1% para Ancylostoma caninum, 18,1% para Trichuris sp., 2,3% para Toxocara sp., 22.3% para larvas de nematodes, 0,6% para Taenia sp., y 6,5% para protozoarios.

El riesgo de infección por A. caninum fue 2,4 y 5,4 veces más elevado en barrios con ICV medio y bajo, respectivamente, en comparación con barrios con ICV alto. Asimismo, el riesgo de infección por Trichuris sp. fue 2,4 veces más elevado en barrios con ICV bajo en comparación con barrios con ICV alto. Asimismo, el número de centros de atención veterinaria se asoció de forma significativa al ICV de cada barrio.

"A partir de los resultados, sugerimos la necesidad de realizar estudios más detallados sobre la distribución espacial del riesgo de infección asociado a enteroparasitosis caninas en el área de estudio", dijeron los investigadores.

Agregaron que los resultados ponen de relieve la necesidad de replantear las políticas municipales de tenencia responsable de mascotas y del uso de la vía pública por las mismas, y sugieren la implementación de medidas a largo plazo tendientes a la prevención de enfermedades parasitarias en la población canina que se traduzcan en un menor riesgo de enfermedad para los seres humanos.

El primer trabajo epidemiológico realizado en la ciudad, para estudiar la incidencia del Toxocara Canis, determinó una cifra superior (33%) a la mayoría de los estudios previos publicados y coincidente con otros de ciertas áreas del mundo.

El relevamiento también precisó un índice de prevalencia mayor en niños que en adultos.

Tampoco se encontraron diferencias significativas entre la población céntrica y la periférica, ni tampoco entre aquellas personas con caninos en su hábitat y sin ellos.

Cuidados

Esto de modo alguno significa que los chicos no deban abrazar a su perro o evitar que este le lama la cara, siempre y cuando el animal esté controlado por un veterinario y no tome contacto con las heces de otros perros o evitar llevar, uno mismo, los excrementos que pisó en la calle, a la casa.

Cifra que preocupa

Tres toneladas de excrementos caninos por día

Callejeros. Al menos tres toneladas de excrementos son eliminadas, diariamente, por 18 mil perros vagabundos en veredas, parques, plazas y lugares públicos donde juegan los niños.

9 mil. El total de deposiciones sobre el suelo bahiense, incluyendo otros 50 mil canes con propietarios, supera los 9 mil kilogramos diarios.

La fórmula. Las cifras responden a cálculos científicos aplicados en la ciudad de Buenos Aires por el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur. De acuerdo con este modelo matemático, en base al peso promedio de los canes portenos, cada animal elimina, diariamente, alrededor de 200 gramos de materia fecal.

Tenencia responsable. La solución integral del problema consiste en la tenencia responsable de animales, sobre todo saliendo con ellos a pasear, pero levantando sus excrementos.

Tres pilares. La tenencia responsable se edifica sobre tres puntos: sanidad del animal (vacunación y desparasitación), control de su deambulación (con corral y bozal) y registro o identificación.

Especialista. El doctor Sixto Costamagna, uno de los autores del trabajo, es un reconocido especialista, titular de la Cátedra de Parasitología Clìnica del Departamento de Biología, Bioquímica y Farmacia de la UNS.

Toxocariasis

Riesgos de los parásitos en la salud humana

La toxocariasis es transmitida por el Toxocara Canis, un parásito que mide entre 10 y 12 centímetros de largo.

En su estado adulto, vive en el intestino delgado de los animales, donde cada hembra coloca hasta 200 mil huevos al día, siendo luego eliminados por las heces.

Su transmisión no solo resulta posible a través del contacto con tierra contaminada, sino también indirectamente a través de agua, polvo y alimentos.

Según estudios de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), un solo gramo de materia fecal de un cachorro puede contener hasta 15 mil huevos de Toxocara.

En condiciones ambientales favorables, y al cabo de dos o tres semanas, los huevos se convierten en infectantes.

El ingreso al organismo humano se produce por vía digestiva, pasando luego a la sangre y, finalmente, migrando por diversos órganos.

Si se aloja en el hígado, puede ocasionar el síndrome de la Larva Migrans Visceral, con síntomas de una gran dilatación abdominal.

En cambio, si se detiene en el pulmón, puede provocar asma y, si opta por el cerebro, existen riesgos ciertos de epilepsia.