Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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“Tengo miedo de que esta obra hecha para los chicos se pierda”

Isabel Trujillo comienza una larga despedida del Tambor de Tacuarí. Entre muestras de dolor y de cansancio, sostiene que se quedará un año más para dejar todo organizado. "Y para que todo esto perdure", señaló. Pamela Subizar / psubizar@lanueva.com
“Tengo miedo de que esta obra hecha para los chicos se pierda”. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca

Isabel Trujillo habla del Tambor de Tacuarí y llora, pero también ríe, se enoja, se preocupa: la invaden las sensaciones y los recuerdos ante más de 28 años de trabajo y esfuerzo puestos para hacer realidad ese espacio comunitario en barrio Noroeste.

“Tengo miedo de que esta obra hecha para los chicos se pierda, por eso quiero dejar todo preparado, para que perdure”, afirma. Será entonces una larga despedida, un año más en el que participará activamente de las actividades del centro y organizará el legado.

Y lo que queda es una obra inmensa, puesta en marcha de la mano de amigos y colaboradores, como la asociación "Vuelo nocturno" de los descendientes de Saint Exupery, que cambió la historia del barrio y sus habitantes.

Isabel recuerda cada detalle, las primeras reuniones en su garage, su etapa de “okupas” en los terrenos, los árbolitos plantados en la nueva plaza, las tardes que pasaron picando piedras para dar base al edificio en el que hoy juegan y hacen los deberes más de 30 chicos.

La decisión de partir tiene múltiples motivos. Pronta a cumplir 75 años piensa que ya es hora de jubilarse, ganas de disfrutar a sus nietos en Mar del Plata, de 23, 11 y 7 años, y también cansancio.

“Pasan los años y llega un punto en que te cansás. Quiero estar tranquila. Voy a seguir viniendo pero a disfrutar esto, ya sin tanta responsabilidad”, sostiene.

Lo cierto es que Isabel ya no se siente en condiciones de correr a la madrugada ante algún inconveniente.

En el último tiempo los problemas fueron muchos, y el alma mater de la obra sintió minado su ánimo. En febrero, se inundó una parte de la biblioteca El Principito cuando desconocidos rompieron una llave de paso, y fueron dañados bancos de la Plaza Mariano Moreno.

El 27 de marzo, sufrieron el último robo. “Me dio rabia e impotencia la ingratitud. Te ven trabajar todo el día, y no les importa. Es doloroso ver destruido algo hecho con tanto esfuerzo”, dice.

Obra en marcha

“No te vas a ir. Yo vine a decirte que no te vayas, porque lo que hiciste por este barrio no lo hizo nadie”, dice Ofelia Olea, una abuela de 83 años que tiene a Tacuarí como su segundo hogar.

“Me voy a quedar un año más, y después vendré a tomar mate y a estar con ellos”, apunta Isabel, quien pondrá los papeles en marcha con la ayuda comunal para dejar la obra en manos de la Juventud Salesiana.

“Tiene que seguir abierto para los chicos y los que crecieron y trabajaron acá todos los días, porque Tacuarí es de ellos”, es su principal condición.