Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El secreto de sus gestos

Se convirtió en el rey de la heladera; es el obsequio elegido por viajeros pues ocupa poco lugar en las valijas y permite quedar bien con amistades que aguardan un pequeño detalle. Me atrevo a afirmar que está entre los primeros puestos en el rubro alimentos: verduras, pastas, carnes, comidas elaboradas, infaltable el de las pizzas y toda la gama de platos que se pueda imaginar. Plomeros, gasistas, electricistas y hasta las farmacias con el respectivo servicio a domicilio y durante 24 horas también aplican.

Mi querido lector, pegue un vistazo a su heladera y ahí están, en diversos colores, formas y con un toque artístico, el imán ya es parte de su heladera y en muchas ocasiones lo saca de apuro.

Un imán es ese dispositivo, natural o artificial, con un “magnetismo” que atrae hierro, acero y otros cuerpos. Los niños suelen hacer experimentos atraídos por la magia del mineral, atrayendo objetos, comprobando así el poder del campo magnético respecto de distintos elementos.

¿En el mundo de las relaciones sucede un fenómeno similar? ¿Por qué algunos seres parecieran tener el don de atraer y otros producen rechazo?

Las respuestas son múltiples y no se agotan en este espacio, provenientes de disciplinas como la Sociología, la Antropología y con investigaciones que avalan, hay variedad de explicaciones. Mi biblioteca y mi dedicación a la Comunicación No Verbal habilitan algunas respuestas.

Nadie niega el poder de la palabra, pero la potencia expresiva de todo lo que se comunica a través del cuerpo la supera y siempre la delata cuando no hay una sintonía.

Charles Darwin fue el primero en estudiar la expresión facial de las emociones y Paul Ekman es el máximo exponente de la comunicación verbal. Los gestos intiman relación con la cultura, las costumbres y el entorno, basta observar y comparar una celebración italiana con la de otro país para advertirlo.

¿Por qué gran parte del mundo se rinde a los pies del Papa Francisco? ¿Cuál es el secreto que encierra la sonrisa de Barack Obama? ¿Qué comunicaban las manos de Margaret Thatcher? ¿Cuál es el motivo para que dirigentes políticos descarten la corbata?

El poder del lenguaje no verbal es inconmensurable, conocerlo, estudiarlo y entrenarse para decodificarlo también. Llegar a una reunión y tender la mano de manera frontal indica interés, buena predisposición y reconocimiento por el otro, mientras que una posición lateral denota falta de interés. Elevar una ceja evidencia incredulidad, desafío o sospecha, e incluso llevarla hacia arriba con un dedo es una acción inconsciente que “esconde” descreimiento en lo que se escucha.

Rascarse el cuello, frotarse la nariz, apuntar con los pies hacia la puerta, los puños cerrados, permanecer sentado, aunque dirigiendo los pies hacia la puerta, cruzar los brazos y miles de gestos y micro expresiones faciales dicen más que cualquier palabra.

Recuerdo una reunión en la que me dediqué a observar el rostro del jefe. Las palabras de mi colega se sucedían, a la par mi jefe elevaba de forma unilateral la comisura del labio y las cejas permanecían bajas, a poco de concluir la exposición el jefe ya tenía una mirada desafiante, de enojo, y los labios apretados evidenciaban el esfuerzo para autocontrolarse, los días de mi colega estaban contados, el desprecio era evidente; también recuerdo cómo creció laboralmente quien estaba sentado a mi derecha y usaba gemelos con los cuales jugaba.

Conocer el lenguaje gestual es apasionante, es un gran recurso, la mayoría de las veces advierto cuando va a desparecer la magia o peor aun cuando llegará la traición, no huyo, solo me preservo.