Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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"No hacer olas" es la consigna macrista

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.
Fotos Télam

   La reunión de esta mañana del gabinete de coordinación en el despacho presidencial sirvió entre otras cosas para reafirmar un concepto: no hacer olas hasta el próximo domingo, no responder agravios ni agresiones ni salir a desmentir el país catastrófico y al borde del abismo que plantea Cristina en cada mensaje. Y machacar con la idea fuerza: el cambio vino para quedarse y lo que se ve es recién el arranque, que falta mucho tiempo.

   Lo que traducido en el mediano y largo plazo significaría que Macri planea quedarse hasta 2023 en el Sillón de Rivadavia (de Julio Argentino Roca, para ser justos con la historia). Y por qué no soñar con que alguien de su palo lo suceda después para otros cuatro años.

   Son, vale recordar, los "20 años" que el presidente ha dicho y repetido que se necesitan de una misma gestión para sacar al país del régimen pendular que lo ha caracterizado en el último medio siglo y proyectarlo hacia su destino de grandeza.

   También vino bien la reunión para un poco de catarsis. Por aquello del principio, de mantenerse en el centro del ring a la espera de que suene la campana, intuyendo que el rival está desesperado por ganar porque sabe que va a perder y tira golpes a tontas y a locas. Tal vez por esa razón dicen los confidentes que hubo alguna molestia con la para ellos poco afortunada frase de Esteban Bullrich en la noche del lunes en un programa de televisión.

   El candidato a senador creyó conveniente contestarle a Cristina, que en Avellaneda dijo que si Perón viviera votaría a Taiana y Evita la votaría a ella. Bullrich dijo que si el general viviera votaría por Cambiemos. No debió decirlo, la orden de Macri es no responder, no hablar, dejar que "se entierre (ella) sola", según una frase textual que se le adjudica. Una concepción que ya había sido expresada en otras charlas de la mesa chica y que hasta pareció copiarles nada menos que Florencio Randazzo.

   El exministro, que también ha sido presa de alguna desesperación por al menos retener, ya que será difícil aumentar, los votos que saco en las PASO, dijo que "la mejor campaña de Cambiemos es dejar que Cristina hable todos los días". Amonestación para Bullrich, que al parecer tuvo problemas de agenda y no pudo asistir este mediodía al acto de cierre de la campaña porteña en Ferro, donde no falto absolutamente nadie.

   El presidente y quienes lo secundaron esta mañana, como Marcos Peña, el dúo Lopetegui-Quintana, Rogelio Frigerio, el asesor estrella José Torello y el secretario General, Fernando de Andreis, todos los cuales marcharían después en caravana hacia el acto de cierre de Elisa Carrió en el estadio cubierto de Caballito, creen que "ya está".

   Que la campaña así como viene no puede depararles algo mejor: los números de la economía siguen favoreciendo; el país al borde de la disolución que pinta Cristina en los actos solo es material de consumo para sus fanáticos, es decir el 34 % que la votó en las internas; la Justicia puso el pie en el acelerador y en menos de una semana avanzó con la causa por el Memorándum con Irán que compromete a la doctora, pidió el desafuero y la detención de Julio de Vido, y podría poner entre rejas este jueves a Lusito D´Elía, que al parecer con los buenos contactos que tiene en Tribunales ya salió a anticiparlo a través de Twitter.

   Macri y su equipo tienen más razones para celebrar: el propio expiquetero ultra K dijo en un tuit que Cristina lo dejó afuera del acto de cierre en la cancha de Racing por "piantavotos", mientras las cámaras mostraban a Aníbal Fernández, el propio De Vido, Boudou, Sabbatella y otros impresentables.

   Elisa Carrió no se privo de su lado de deleitarse sobre el estrado 360º del acto de Ferro, cuando con una sonrisa de oreja a oreja dijo que la orden de detención de De Vido "es más que caviar!!, es más que champagne!!..."

   En esa línea no debió extrañar el discurso absolutamente "zen" de Macri en Ferro, donde reafirmó cada uno de los latiguillos de los últimos acto respecto de ir juntos, de decirse la verdad, de no repetir errores del pasado, de que ahora sí el cambio va en serio, y vino para quedarse, y que si se puede.

   Claro que no se privó de agregarle uno de los titulares de la jornada y seguramente del cierre de todas las campañas: advirtió que los que, en la década kirchnerista, fueron cómplices del narcotráfico "van terminar como los narcos, todos presos".

   Conclusión: "hacer la plancha", no meter la pata, no responder agravios y reafirmar el discurso, además de centrarse cada vez mas de aquí al jueves, cuando María Eugenia será la última en subirse al estrado para su propio cierre en Lanús. Es lo que Macri y su equipo convinieron en machacar como discurso hacia adentro en la reunión de esta mañana.

   Claro, si aparece alguna otra "ayudita de mis amigos", como suele ironizar un estrecho operador político en referencia a las novedades judiciales, o exabruptos varios, de la oposición cristinista, siempre serán bienvenidos.