Macri viaja a EE.UU.: petróleo, Venezuela y biodisel en la agenda

Eugenio Paillet

   Mauricio Macri viaja esta noche a Estados Unidos para una visita oficial de apenas 48 horas en las que se verá por primera vez cara a cara con su par norteamericano Donald Trump desde que el magnate asumió el 20 de enero.

   La llegada al Salón Oval de la Casa Blanca ocurre en medio de un mundo en vilo por amenazas armamentistas como no se veían desde la Guerra Fría, y de una crisis regional que interesa y preocupa a ambos presidentes como es la que atraviesa la Venezuela de Nicolás Maduro.

   La canciller Susana Malcorra ya anticipó que ambos temas, la seguridad mundial puesta en jaque por la escalada de Corea del Norte y la grave situación venezolana "estarán sobre la mesa" en la reunión a solas de ambos mandatarios y luego en el almuerzo de trabajo que compartirán el jueves.

   Trump vería con buenos ojos que Macri "asuma un liderazgo regional" en la búsqueda de soluciones democráticas y de restauración del respeto a los derechos humanos y políticos por parte del gobierno bolivariano, adelantaron fuentes diplomáticas.

   Es cierto que el presidente lleva en su agenda otros temas de interés bilateral y que hacen a las exportaciones argentinas hacia el país del Norte, o en todo caso a las gestiones de buena voluntad que se requieren para eliminar trabas en ese campo, como biodisel, carne y limones, así como por cuerda separada realizará una fuerte gestión destinada a interesar al sector petrolero norteamericano a invertir en el yacimiento de Vaca Muerta.

   El presidente viajará en vuelo de línea acompañado por su esposa, Juliana Awada, quien seguramente mantendrá otro "combate del siglo" de la moda con su par norteamericana Melania Trump, del mismo modo que ya ocurrió en los encuentros con las reinas de España y Holanda, para deleite de la prensa local e internacional.

   También integran la breve comitiva los ministros de Energía, Juan José Aranguren, y de la Producción, Francisco Cabrera, así como el líder del sindicato petrolero, Guillermo Pereyra, y el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, entre otros funcionarios.

   Macri aterrizará mañana en la ciudad de Houston, una escala previa a su llegada a Washington que se terminó de abrochar hace apenas un par de semanas, con el propósito de participar de un almuerzo en el Houstonian Hotel con empresarios del sector petrolero que ya tienen inversiones en la Argentina, pero también otros que quieren traer parte de sus capitales para participar de esta nueva etapa, organizado por el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG).

   También visitará plantas en Houston de los grupos Techint y Dow Chemical. El presidente espera traerse de esa comida uno de los objetivos que va a buscar: anuncios concretos de la llegada de nuevos capitales para el prometedor yacimiento neuquino.

   El ministro Cabrera tendrá por su parte una reunión clave con el secretario de Comercio, Wilbur Ross, en busca de decisiones que destraben las exportaciones de limones y biodiesel y del certificado para que el país regrese al Sistema General de Preferencias que facilita el comercio bilateral.

   El titular de Producción avanzará además en la agenda de la reunión de la Organización Mundial de Comercio que la Argentina organizará en diciembre próximo.

   El jefe de Gabinete, Marcos Peña, viajará también esta noche pero no hará escala en Houston sino que seguirá directamente a Washington. El funcionario tiene su propia agenda, al margen de acompañar a Macri el jueves durante las reuniones con Trump.

   Peña se reunirá mañana con su par norteamericano, Reince Priebus. Posteriormente hará lo propio con autoridades del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, y por la tarde en la capital norteamericana brindará una conferencia sobre el tema "Argentina, nueva etapa, nuevos desafíos".

   También se reunirá con el titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Alberto Moreno, acompañado de Malcorra y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo.

   Macri espera confirmar en el terreno de los hechos la "buena onda" con Trump que se trasuntó en el par de conversaciones telefónicas que mantuvieron en los últimos tiempos. En suma, reafirmar los vínculos bilaterales que se gestaron durante la administración de Barak Obama que pusieron fin a años de frialdad y aislamiento durante la larga década pasada.