Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Fútbol gratis hasta 2019, la meta política del gobierno

   Hernán Lombardi fue aun más duro que su jefe, Marcos Peña, a la hora de plantar sobre el terreno tres premisas duras encima de las cuales el funcionario dijo que el gobierno está parado y no se moverá, en el marco de la discusión sobre el futuro del Fútbol Para Todos.

   "Son tres principios básicos: que se vean todos los partidos, que se vean en todo el territorio nacional, y que se vean absolutamente gratis", remarcó.

   Llamó la atención tanta dureza del secretario de Medios Públicos. Especialmente porque apenas un rato antes, el Jefe de Gabinete había dicho en el mismo lugar, la feria de Tecnópolis que un rato antes había dejado inaugurada Mauricio Macri en colorida ceremonia, que los deseos del gobierno son los de respetar el contrato con la AFA por el FPT hasta 2019.

   Pero que, a la vez, tiene "una postura abierta" en el caso de que los dirigentes que ahora quedaron bajo la conducción normalizadora encabezada por el exBelgrano de Córdoba, Armando Pérez, quieran romper el contrato y negociar con las empresas privadas.

   "Mientras esté vigente el contrato, y el deseo del gobierno es mantenerlo, se respetará la gratuidad, pero los clubes tiene derecho a organizarse de la forma que mejor les parezca", remarcó Peña.

   Es decir, si bien se mira, no es lo mismo que lo que después opinó Lombardi.

   Tampoco es la misma partitura que tocó en el medio de ambos el secretario General de la Presidencia, Fernando De Andreis, el funcionario clave en la relación con la dirigencia de la calle Viamonte, siempre en Tecnópolis. Dijo que lo que el gobierno buscará evitar es que se cobre un plus por determinados partidos, como los clásicos y otros considerados de primer nivel. Pero no mencionó lo de la gratuidad o la posibilidad de dar por terminada la relación.

   ¿Y qué piensa el propio Macri, a todo esto? El presidente, dicen a sus alrededores, se ubicaría por estas horas más cerca de la posición escasamente negociadora de Lombardi, que de la más pragmática que enarboló su Jefe de Gabinete.

   Sería coherente, dicen esos voceros, con su posición inicial cuando arrancó la administración macrista, pero esbozada también durante la campaña electoral, de dejar todo como está hasta 2019, y después barajar y dar de nuevo.

   De hecho, en la secretaría General de la Presidencia recuerdan que la semana pasada el gobierno acordó con los presidentes de los clubes, a través de De Andreis, que el Estado aportará este año unos 2.500 millones de pesos para sostener el FPT.

   Una suma que, valga el comentario, difícilmente se respete como ya ha ocurrido en ejercicios anteriores. Para los entendidos se ubicaría hacia fines del acuerdo, a mediados de 2017, más cerca de los 4000 millones de pesos a través de las recurrentes "partidas extras", que a lo pactado el viernes pasado en la Casa Rosada.

  

   Ocurre que ni Macri ni sus funcionarios, y tal vez los mismos dirigentes, tomaron en cuenta hace apenas un puñado de semanas que el futbol saltaría literalmente por los aires y aterrizaría en el caos actual, con una comisión normalizadora designada por la FIFA y con todo por discutir hacia el futuro.

   En especial si se impone la idea de los dirigentes de romper el contrato con el gobierno y negociar directamente con los privados la cuestión de los fondos para gerenciar la Súper Liga y el resto de los torneos.

   Entre la firmeza de Lombardi y el pragmatismo de Peña se coló en Tecnópolis el inevitable costado político del tema. En especial porque el propio Macri, como se ha dicho, defiende la idea de seguir con el futbol gratis al menos durante lo que le resta de mandato.  

   "En medio de los problemas que tenemos, con el tema del gas que no nos deja dormir, si algo no nos hace falta ahora es decirle a la gente que encima va a tener que pagar para ver los partidos de fútbol", dijo un vocero de la Casa Rosada mientras el presidente se entregaba de lleno a una serie de selfies, ensayos de maquillaje y comentarios sobre el terror que siente por los dinosaurios, entre otras informalidades mientras recorría alegremente la feria futurista.