Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Estigmas de la comunicación

En medio del larguísimo peloteo que va y viene entre el oficialismo y la oposición kirchnerista sobre los problemas de comunicación del gobierno, que como ya se ha visto también genera algunos reparos internos y hasta puntuales chispazos entre los equipos del macrismo, finalmente hay dos estigmas contra los que, hasta ahora, todos los esfuerzos por encorsetarlos parecen resultar vanos.

El primero -qué duda cabe, porque no pasa día en que esos opositores o los medios afectos al modelo que sucumbió el 10 de diciembre pasado no dejan de mencionarlo- es que Mauricio Macri “gobierna para los ricos”. Y el segundo, en el que también esos sectores derrochan tiempo y esfuerzo, apunta a sostener contra viento y marea y hasta a contramano de informes independientes, que el país atraviesa “una ola de despidos”.

Entre los especialistas de Cambiemos y otros que habitan la Casa Rosada hay una cosa de la que no tienen dudas: la efectividad puntillosa del kirchnerismo en retirada -sobre cuyos resultados finales está por verse porque esto recién comienza, van menos de 200 días de un mandato de cuatro años con opción a ocho- para machacar sobre ese supuesto. Y las pocas herramientas, más allá de lo que ya se vio en estos días en materia de comunicar todo y a toda hora, que han mostrado los creativos del macrismo para contrarrestar la ofensiva.

“Han instalado la consigna de que Macri gobierna para los ricos o de que hay olas de despidos cuando ambas cosas son falsas; el presidente gobierna para todos con especial énfasis en los que menos tienen, y los despidos han sido puntuales y muy focalizados, por ejemplo ante la necesidad de achicar el enorme plantel de ñoquis que nos dejó el cristinismo”.

El largo párrafo pertenece a un funcionario con despacho en el primer piso de la Casa Rosada que sigue el tema cada día y que prefirió hablar desde el anonimato.

En el Gobierno sostienen con papeles en la mano que la sola enumeración de la cantidad de planes sociales que se han anunciado hasta ahora, en la mayoría de los casos van dirigidos a la clase menos pudiente de la pirámide social. O los informes de consultoras que no han sido pagadas por el oficialismo y de otros especialistas, como también de los datos de los propios organismos oficiales, que en ningún caso reflejan “olas” de despedidos, debería alcanzar y sobrar.

“Pero el tufillo está ahí, en la calle, como un estigma difícil de desmontar”, completa aquella fuente gubernamental.

Puede resultar curioso frente a tanto esfuerzo oficial por desmitificar esos sayos que le pretenden ser colgados, pero el propio presidente pareció ayer aludir directamente a la cuestión. Por lo menos a la primera, la de que gobierna “sólo para los ricos”.

No sería de extrañar si esa fue la intención, porque Macri en reuniones de gabinete ha demostrado que no es ajeno a la molestia que provoca en el gobierno la instalación de ambos latiguillos.

El presidente habló durante un acto en el pueblo rural de Azcuénaga para anunciar la puesta en marcha del Plan Federal de Internet, que persigue que 1.200 pequeñas localidades del interior puedan tener conectividad a las redes y no precisamente de baja calidad como hasta ahora.

Y aseguró que el plan permitirá que en el plazo de dos años más de 29 millones de argentinos que hoy no tienen acceso a Internet, puedan hacerlo. Nada más alejado que un gobierno que busca favorecer a los que más ganan, así mirado y sin ningún otro análisis.

Pero dijo el presidente, con voz ronca y pausada: “No quiero un argentino que tenga menos oportunidades que otro”. Sostuvo que “no existe la igualdad de oportunidades si no puede haber acceso a Internet para todos”.

Y cerró con otra frase que debe ser colocada en el mismo contexto: “No va a haber más asimetrías en la Argentina que soñamos para el futuro".