Sendas peatonales, una señal que casi no se ve
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Sergio Prieta
sprieta@lanueva.com
Mientras se discute la demarcación y funcionamiento de las ciclovías, los carriles preferenciales para colectivos y hasta la de tachas amarillas en diferentes esquinas para lograr bajar la velocidad de circulación, las sendas peatonales brillan por su ausencia en diferentes esquinas de la ciudad.
A pesar de ser uno de los elementos más comunes del tránsito y el espacio que sirve para garantizar el cruce seguro de peatones de una esquina a la otra, parecen estar en extinción.
El problema data de varios años. Muchas se despintaron por el paso del tiempo o no se repintaron tras las tareas de repavimentación que se realizaron en los últimos meses, pero lo cierto es que, en muchas esquinas, los autos invaden los espacios por donde deben cruzar los peatones.
Su ausencia puede notarse en esquinas tan transitadas como tradicionales. A lo largo de Zelarrayán, en las intersecciones con Rodríguez o 19 de Mayo, sobre Güemes, e incluso a lo largo de Sarmiento, desde Alvarado hasta Fortaleza Protectora Argentina.
Incluso en otros cruces céntricos se percibe el desgaste lógico que genera el transcurso del tiempo y el creciente tránsito vehicular. A excepción de los rectángulos más cercanos al cordón, el resto no existe.
Esto puede observarse en Sarmiento y Alvarado como en uno de los accesos a la Peatonal Drago, en su intersección con Donado.
Según el Departamento de Ingeniería de Tránsito en la web municipal, en 2016 se pintaron apenas 18 sendas peatonales en toda la ciudad. La misma dependencia informó que entre 2006 y 2011 se pintaron unos 36 cruces de peatones por año.
En aquel entonces, el edil de Integración Ciudadana, Raúl Ayude, calificó a esa cantidad como insuficientes en referencia el crecimiento del tránsito local.
"Además no se le puede pedir a la gente que respete las normas de tránsito, o que cruce por los lugares que corresponde, si el municipio no ofrece la infraestructura adecuada", sostuvo.
En ese momento agregó que faltaban cruces peatonales en arterias más alejadas.
"En Undiano, antes de llegar a Chile, existe una pequeña S que confunde a los peatones, que no saben por dónde deben cruzar porque no tiene ningún tipo de demarcación", explicó. Seis años después de aquella observación el espacio continúa sin pintarse.