Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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La exusina de White: un castillo al que ni siquiera se puede acceder

"Aparecerá la torre como un centinela de avanzada y exponente incontestable de la pujanza e incensante progreso de Bahía Blanca", declaró en 1928 el constructor de lo que hoy es un bien patrimonial desaprovechado.
La presencia de asbesto en la exusina de Ingeniero White genera dudas que impiden el aprovechamiento del edificio.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

El edificio es una singularidad en el área portuaria. Una obra de elevado valor arquitectónico, cultural e histórico. Un bien patrimonial de relevancia municipal, provincial y nacional. Nada de eso resulta suficiente para quebrar su estado de abandono, expuesto a nocivos efectos climáticos, al vandalismo y a más fisuras y menos vidrios cada año.

La referncia es a la que fuera una usina eléctrica desde 1932 y, desocupado desde hace casi 30 años, el popular castillo.

Transferido al municipio en 2001, el edificio generó durante 60 años la electricidad para la ciudad, hasta 1989, en que fue desafectado del servicio y desguasado.

La limitante para su recuperación es económica (en 2011 el municipio mencionó que se necesitaban 2 millones de dólares para una primera adecuación), pero también de carácter técnico-ambiental, a partir de una situación que no termina de resolverse: la presencia de asbesto (amianto) en algunos sectores inhibe de trabajar en el lugar por los efectos que ese material genera en la salud.

Respirar sus fibras afecta la función pulmonar, causa cáncer y enfermedades en la pleura.

La pregunta del millón

La pregunta que sigue sin respuesta es si la presencia de ese material es realmente importante, si resulta altamente nocivo y cuánto demanda su retiro.

En 2007, el municipio licitó su extracción, con un presupuesto oficial de 100 mil pesos (35 mil dólares de la época). Hubo 4 empresas interesadas, pero la oferta más baja triplicó ese presupuesto, con lo cual la licitación quedó cancelada. Ese antecedente sugiere que el retiro del asbesto podría exigir hoy el pago de 1,5 millones de pesos.

Ahora, ¿cuánto asbesto hay?. En 2013 el municipio contrató al Centro de Investigaciones Toxicológicas de la Capital para verificar esa presencia. Doce informes analíticos sobre muestras recogidas en distintos sectores del edificio, todos "con fragmentos de aspecto filamentoso", dieron "positivo", con un limite de detección del 1%.

Ese mismo año, el departamento de Geología de la UNS realizó una "Identificación de materiales asbestiformes", tomando muestras de pisos, paredes, columnas, bloques caídos de techos y tuberías. La conclusión fue que "no todos los materiales a retirar contienen minerales perjudicales" y se halló asbesto en chapas, pintura asfáltica y aislate de tubos. El trabajo sugiere tener el cuidado adecuado al retiraros para evitar un problema ambiental "de magnitud".

Los transformadores

En 2011 la Nación manifestó su voluntad de aportar fondos para recuperar el castillo, considerando su calidad de monumento histórico nacional.

La Dirección Nacional de Arquitectura indicó el mal estado del edificio, por el "desgaste propio del clima y el vandalismo". Mencionaron además que el asbesto "hace imposible realizar trabajos de conservación".

En el exterior, por otra parte, existen aparatos de la empresa Edes.

El Estado condicionó el envío de fondos al retiro de los mismos, sin embargo, los dos transformadores siguen en el lugar, operativos. Desde la prestataria aseguraron no tener "pedidos de retiro" y que las últimas conversaciones con el municipio se centraron realizar obras de resguardo de los mismos.

"Nunca se planteó removerlos", se informó.