Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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El mérito será no convertirse en Venezuela

Las conquistas sociales y políticas tienen mucho más que ver con la madurez de las sociedades que con las decisiones de un gobierno. Cualquier gobierno.

No se trata de quitar influencia a las autoridades de un país, sino de dejar claro que esas conquistas solo surgen y se consolidan cuando hay una sociedad en condiciones de sostenerlas.

Por la décima parte de lo que pasó en diciembre de 2001, no muchos años antes la Argentina hubiera quedado envuelta en un golpe militar. Sin embargo, con todo lo doloroso que fue, el problema se resolvió por vías democráticas y, si un mérito tuvo Néstor Kirchner poco después, fue que aseguró la gobernabilidad cuando no todos creían que sería capaz de hacerlo tras su 22% de votos en las elecciones de 2003.

El kirchnerismo (promotor de la asignación universal y del ingreso de sectores excluidos en el sistema previsional, por mencionar dos conquistas sociales que expresan un momento de la Argentina como sociedad) tuvo como una de sus características centrales el ejercicio férreo del poder. Es probable que hubiera avanzado mucho más sobre el Congreso, la Justicia, los medios y los clubes de fútbol de haber podido. Pero siempre encontró límites, por ejemplo, en las urnas cuando las elecciones legislativas de 2009 y 2013 o en la calle con manifestaciones como el 18-F.

De todas las críticas a la movilización por el caso Nisman, la más absurda es la calificación de marcha opositora. Es obvio que expresó el malestar de miles que están en desacuerdo con el gobierno. Del mismo modo, es ridículo cuestionar la legitimidad de cualquier protesta multitudinaria en función de la composición política o social de sus integrantes. No es más ni menos atendible una marcha de cientos de miles de personas si la protagoniza gente en camiseta o señoras con billeteras Louis Vuitton. Todos los reclamos, en especial los que menos nos gustan, deben ser oídos.

Este año se termina un ciclo. Así gane en octubre la boleta oficialista, habrá otro hombre, otro nombre, en la presidencia. Desde diciembre habrá un cambio, otro aire, con sus más y sus menos, que se afianzarán conforme avance el nuevo ciclo.

El logro, la madurez como sociedad, será dar vuelta una página de la historia sin corrernos del carril institucional. La madurez será haber impedido que nuestro país se convierta en Venezuela.