Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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La guerra que todos ignoran

No pasan más que unos pocos meses para que una nueva foto de un niño afectado por la guerra siria sacuda la modorra del mundo, ocupado generalmente en menudencias como los juegos olímpicos, la caza de pokemones o algún escándalo de la farándula.

En este caso, la imagen que recorrió el mundo y fue portada de cientos de diarios fue tomada a Omram Daqneesh, un niño de cinco años que, rescatado de su casa bombardeada en la ciudad de Arepo, fue colocado en la silla de una ambulancia, con su mirada perdida, en completa soledad, descalzos sus pies, manchadas su cara y su cuerpo.

A diferencia de la otra impactante fotografía tomada en septiembre de 2015, cuando sobre la arena de una playa quedó el cuerpo sin vida de Aylan Kurdi, de 3 años de edad, ahogado mientras buscaba refugio en alguna tierra alejada del horror de su vida, Omram está vivo.

Mostrarlo apunta (se supone) a despertar conciencia acerca del conflicto civil que desde 2011 afecta a Siria, aunque resulta complejo establecer con certeza a quién busca conmover, ya que la guerra civil que causa estos hechos involucra a tantas banderas e intereses que resulta difícil establecer hasta quién arrojó la bomba.

Si bien una explicación simplificada es mencionar que el enfrentamiento incluye a fuerzas del gobierno contra rebeldes, esto poco nada explica de lo que ocurre. Otros mencionan al conflicto como una “guerra subsidiaria”, donde los beligerantes reciben ayuda de países como Rusia, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Irán, Irak, Alemania, China, Cuba, Venezuela, Turquía y Katar, entre otros.

Las ciudades sirias están devastadas, destruidas, arrasadas. Sus habitantes viven un horror. Los niños habitan subsuelos, tienen hambre y sed, no saben del Día del Niño ni de escuelas, no tienen a sus padres, y para ellos ver cadáveres es tan habitual como ver escombros. Todo esto se hace un poco más visible cuando una foto en particular da cuenta de ese infierno. Pero a esta altura no debería ser necesaria para reconocer semejante horror.

Algunos señalan que ese tipo de imágenes “incrementa la simpatía internacional por las víctimas”. Si tan poco logra, es posible que no sea demasiado trascendente publicarla. Es penoso y doloroso que ningún organismo internacional logre accionar a favor de una resolución del conflicto, de pelear para que semejante guerra termine, de llevar respuestas que conduzcan a la paz.