Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Promesas y negocios turbios

No es bueno que quien haya cometido un delito no pague por el mismo. No es sana, para una sociedad, la impunidad. Menos aún cuando la conducta ilegal fue practicada por funcionarios públicos, a partir de las posibilidades que les brindaba un cargo desde el cual manejaron el dinero de todos.

Por eso resulta relevante la citación a declarar, una vez más, del exsecretario de Transporte, Ricardo Jaime, designado en su cargo por el expresidente Néstor Kirchner y validado en sus funciones por su sucesora en el cargo, su mujer, Cristina Fernández. En este caso, por la adjudicación del fallido proyecto de construir un tren bala entre Buenos Aires y Córdoba.

El anuncio de esa obra data de 2008, cuando Cristina Fernández anunció su adjudicación a un consorcio integrado por empresas nacionales, otra de origen francés y un par españolas. La formación vial tomaría el nombre de Cobra y exigía la considerable inversión de 1.320 millones de dólares para una traza de 710 kilómetros, con paso por Rosario.

Aquel anuncio mostró a la exjefa de Estado acompañada por los gobernadores de Córdoba, Juan Schiaretti, de Santa Fe, Hermes Binner, y de Buenos Aires, Daniel Scioli, el secretario de Transportes de Francia, Dominique Bussereau, y el embajador de ese país, Fréderic Baleine du Laurens. El elenco oficial lo encabezaban el exministro de Planificación Julio De Vido y el secretario de Transporte Ricardo Jaime.

Cristina destacó que el tren era “un paso diferente”, que llevaba al país “al desarrollo y a la modernidad”. Jaime, que hoy pasa sus días y noches en una celda del penal de Ezeiza, deberá declarar ahora por supuestas irregularidades en esa licitación, en particular por haber acordado pagos indebidos de “comisiones” para permitir participar a determinadas empresas en la licitación.

El proyecto del tren se canceló pocos años después y en el mismo lugar en que se hizo aquella presentación el exministro de Economia, hoy diputado, Axel Kicillof, unos meses antes de las elecciones presidenciales, pidió a los industriales y productores agropecuarios que “piensen bien cuando decidan su voto”, evitando que los candidatos les vendan “espejitos de colores”.

Es posible que el anuncio del tren bala esté lejos de aquel viaje a la estratósfera anunciado en 1996 por otro presidente peronista -para ir a Japón en 90 minutos-, pero al menos aquel fue una fantasía. Este fue una trama para quedarse con plata mal habida. Es hora de que la impunidad comience a llegarle el brazo de la Justicia.